#2: Seo Soo Soul

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Seo Soo Soul's POV:

El mismo día...

Me encontraba nuevamente tras la barra, esperando a que en cualquier momento se me acercara algún cliente a pedir algo de beber. Mi atención no estaba puesta en lo lleno que estaba el local, sino en mi teléfono. Estaba pendiente de la hora, porque en cualquier momento tendría que irme de aquí.

¿Para qué mentir? Estaba harta de aquella vida. De tener que estar todos los días entre hombres asquerosos, sirviendo alcohol y fingiendo estar disfrutando de aquello, mientras veía cómo toqueteaban a las mujeres de aquí. Aunque ese sea su trabajo. Y peor aún... Tenía que servirles sus tragos mientras veía desde la distancia cómo mi propia madre era una de esas mujeres. Chicas de compañía las llamaban.

—Hola guapa. Un whisky. —Se me acercó un hombre de unos 40 años, de pelo grisáceo, y ojos azabaches.

—Sin problema. —Le dije, dejando mi móvil al lado, para servirle su bebida.— Aquí tiene.

El hombre cogió su vaso, y se sentó en una de las sillas de delante de la barra.

Yo no hacía más que pensar en el momento de irme de aquí. Ni siquiera lo había hablado con mi madre aún, pero han sido tantos años de ganar dinero a costa de mi trabajo que sinceramente ya me da igual. Deseaba salir de este lugar y abandonar esta vida lo antes posible. Ya había encontrado una casa compartida a la que poder mudarme, ya que con el poco dinero que tengo, tener una casa yo sola no me rentaba la verdad. Estuve hablando por mensaje con la casera durante varios días, y me dijo que si tenía claro al 100% que quería mudarme, podría reservarme el hueco en la casa, y así lo hicimos.

Por suerte puse gran empeño en mis estudios en el instituto, gracias a eso tengo mi beca en la universidad, y he asistido desde hace dos años. Ya desde la secundaria veía venir que mi madre sería incapaz de pagarme los estudios... Menos mal que fui lista y entré en acción a tiempo. La casa a la que me mudaré queda cerca de mi universidad, así que mejor no me puede venir.

—Oye, guapa... —Me dijo de nuevo el hombre de antes. Yo quité la mirada de mi teléfono para posarla en él.— ¿Tú no trabajas aquí? —Dijo mostrándome una sonrisa perversa mientras tomaba de su vaso.

—¿A qué se refiere? —Reí falsamente. En este trabajo era lo que tenía que hacer. Fingir llevarme bien con los clientes.— Si estoy detrás de esta barra sirviéndoles bebidas a lo mejor es porque trabajo aquí.

El señor rió ante mis palabras.

—No, cariño, no me refiero a en la barra. —Me miró de arriba a abajo mientras decía eso.

Que ni de coña se pensara que yo era una de estas chicas. Ellas eran chicas de compañía. Chicas que los hombres podían llevarse a salas privadas a hacer lo que querían con ellas. Mi trabajo será horrible, pero ni de broma yo era una de esas. Yo sólo me encargo de conseguir que estos hombres se emborrachen, para que luego sea más fácil que aflojen la cartera, pero de ahí no paso.

—No, no presto servicios privados. —Dije tras cambiar mi notable cara de disgusto a una sonrisa forzada.— Pero desde luego hay muchas chicas guapas en este lugar que podrían darle lo que usted está buscando.

If Life Was Easy ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora