XII

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Emma

El resto de las clases pasaron normales pero empezaba a sentir una mirada en mi espalda cada vez que miraba al frente y era muy incomodo.

Cada vez que sentía esa penetrante mirada volteaba para saber quién era y decirle que parara, pero claro, ahora era la atracción de todos, la nueva genio rara.

Al finalizar la jornada veo a Oliver esperándome en la puerta del aula y decido decirle lo de mi nuevo castigo que por cierto el director ya me a informado de lo contento que está de que sea yo quien se encargue de la biblioteca.

—Hola geniecita— me molesta con ese horrible apodo.

—Hola estupidito— le devuelvo la broma haciendo que me mire mal.

—Pensé que eras cero groserías—pone su brazo en mis hombros.

—Lo soy, pero era necesario—alcé los hombros sin importancia.

—Tengo que hablar contigo—digo ahora un poco más seria por qué sé que esto no le gustará para nada.

—Ay no, que pasa, esas palabras nunca van a nada bueno—me mira esperando que siga—¿Vas a terminar conmigo?—hace una mueca con su boca.

—Déjate de tonterías—saco mi lengua.

Cuando cae en cuenta que lo que voy a decir es importante su semblante cambia a uno más serio que puede llegar a asustar a cualquiera.

—¿Que pasa Emma?

—No te preocupes no es algo tan importante como crees—hable con un tono un poco más de burla para que entienda que solo era yo y mi exageración.

Cómo no respondió con algún comentario tonto supe que tenía que hablar rápido.

—Cambie mi castigo con los niños por un trabajo en la biblioteca—hablo rápido y empecé a correr para evitar el grito de Oliver.

Cuando ya estaba algo alejada escucho el grito de mi mejor amigo por todo el pasillo.

—¡Emma!—empiezo a caminas más rápido por qué se que va detrás de mí.

—¡Lo siento mucho!—volteo un poco para verlo pero choco contra un casillero.

Soy inteligente pero no tengo ojos en la espalda.

—Chispas— me reprendo mentalmente por ser tan descuidada y volteo para percatarme que nadie me vio y lastimosamente si lo hicieron.

Hay un chico mirándome algo sorprendido, debe ser porque nunca había visto a alguien tan descuidado y que pase por algo tan vergonzoso.

El chico es pelirrojo con algunas pecas y los ojos de color caoba, bastante atractivo pero no me tomo más de quince segundos recordar que el era uno de los chicos que me encontré el día anterior, aunque el chico nunca había hablado lo recordaba perfectamente y no es que fuera el más complacido con mi presencia esa vez.

Recobro mi compostura, bajo la mirada seguido de una reverencia y me centro en seguir mi camino pero una risa me detiene.

—Tan inteligente y a la vez tan estúpida—sonríe socarrón mientras me escanea.

Lo ignoro y sigo mi camino pero una mano en mi antebrazo me detiene y me da la vuelta hasta quedar cara a cara.

—¿Piensas que puedes simplemente ignorarme? ¿Quien te crees?—su tono es tan amenazante que por inercia desvío la mirada.

—Suéltame por favor—mi voz suena bastante sería y rígida.

—¿Y que vas a hacer si no?— ladea la cabeza como si hablara con un perrito.

Hoy no estaba para estas tonterías y simplemente decido zafar mi brazo de un tirón.

—Oye la verdad no estoy para esto y voy llegando tarde—mira mi reloj— En otro momento seguiría esto pero hoy no, así que... Hasta luego.

Empiezo a caminar más rápido porqué no puedo llegar tarde el primer día de castigo y además odio llegar tarde pero con Oliver como chófer, es algo bastante común.

—¿Crees que es juego?— como ve que no me detengo vuelve a gritar.

—Ey que demoni...

No alcanzo a escuchar nada más al entrar a la biblioteca.

—Buenos días srta O'Neill— le sonrió y organizo mi delantal con el nombre de la ayudante anterior.

—Hola querida déjame decirte que no soy exactamente una señorita, en mi época fui una rompecorazones, créeme— me lanza una mirada pícara por encima de sus lentes.

—Claro que le creo— me pongo unos guantes de látex que encontré en el estante de limpieza, una cubeta con agua, un tapabocas y algunos trapos para empezar con la limpieza de este lugar.

—Manos a la obra —tomo primero la sección de historia.

                                (...)       

Han pasado como seis horas, llevo 3/4 de la biblioteca y a sido bastante entretenido ,con algo de música todo puede ser divertido.

El cansancio físico ya es algo más notorio que hace tres horas pero he encontrado al rededor de veinte libro que no había leído y pienso pedirlos prestados para algo de entretenimiento mañanero.

Mi turno termino hace una hora pero no puedo ni pensar en que solo 3/4 de la biblioteca están organizando.

Cada estantería está señalado ,y la distribución de los libros es una combinación de números y letras según su título, escritor, tipo de literatura y en qué estantería va cada uno; también dejé una guía de donde dejar cada libro para evitar el desorden y también cree un cuaderno para la srta O' Neill para que sea más fácil para ella saber dónde está cada libro.

—Querida ya es muy tarde, deberías irte a casa ya voy a cerrar— la veo cerca de la puerta ya con sus cosas lista para irse.

—¿Podría quedarme solo una hora más?, estoy a punto de terminar—le ofrezco mi mejor sonrisa para que acepte mi solicitud.

—Esta bien, pero cierra después de salir— se despide por último vez y se va.

Yo me quedo al rededor de una hora y media hasta terminar mi trabajo en su totalidad pero al momento de recoger mis cosas había un girasol y en toda la punta se encontraba amarrada una nota, con solo una letra M.

*Capitulo editado*




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