20.

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Abrió los ojos con parsimonia, sintiendo el dulce aroma de los jazmines colarse por su nariz mientras que con sus ojos divisaba el despejado cielo azul clarito. Minkyung suspiró: Se había vuelto a quedar dormido en el patio de la escuela.

Se puso de pie con un poco de dificultad debido a que aún se encontraba medio dormido. Sacudió su ropa, y entró a la escuela por la primer ventana de la planta baja que vió. Comenzó a caminar con tranquilidad por los pasillos, pensando en cómo haría para justificar su falta a las clases, cuando un gemido de dolor lo hizo detenerse en seco.

— ¡Más fuerte, imbécil! — Oyó gritar a una voz que reconoció enseguida: Danbi.

— ¡Lo siento! — Escuchó ahora otra voz que tampoco tardó en identificar: Dongsook.

Pensó que tal vez estarían en otras de sus últimamente típicas peleas que no iban más allá de un empujón o una cachetada, hasta que luego de un murmullo que no pudo entender qué decía, un nuevo gemido de dolor retumbara en sus oídos.

Caminó más lento, agudizando el oído y estándose más atento.

— ¿Qué mierda está sucediendo? — Se preguntó Minkyung en un susurro, comenzando a escuchar golpes y más quejas de dolor.

Finalmente llegó a al lugar de donde las voces provenían: El salón de dibujo artístico.

— ¡Lo siento! ¡Perdóname por favor! — Se volvió a escuchar, y al asomarse levemente por la ventana logró observar la escena: Dongsook estaba siendo sostenida por Sunhi y Yoora, y se mantenía en pie sólo gracias a ellas. Tenía su rostro magullado y sangrante, mientras que Danbi dejaba caer sobre ella una lluvia de golpes y patadas.

Minkyung se tapó la boca para evitar soltar algún sonido de sorpresa, y se volvió a ocultar. Enseguida sintió cómo la adrenalina comenzaba a correr por sus arterias, y comenzó a debatirse entre si hacer lo correcto y detener la escena, o hacer como si nada hubiese pasado y largarse de allí.

Comenzó a escuchar el repiqueteo de pies corriendo, comenzando a lo lejos y volviéndose más fuertes a medida que la persona avanzaba y se acercaba a él. Volteó hacia la esquina donde creía él que aparecería la persona, y sintió que la piel se le erizaba cuando divisó a Iseul detenerse en la intersección de ambos pasillos mientras observaba su celular. Minkyung, rápidamente, abrió la puerta del salón anterior al de dibujo artístico y se metió en él procurando hacer el menor ruido posible, logrando ocultarse antes de ser descubierto. Se mantuvo agachado para no poder ser visto por las ventanas del aula, y comenzó a escuchar cómo Iseul corría frente al salón en donde él estaba y se detenía en el siguiente: el de dibujo artístico. Escuchó cómo la puerta se abría, y luego de un murmullo, otro grito se escuchó:

— ¡Pasa y cierra la puerta, gorda de mierda! ¿No ves que alguien podría vernos? — La voz de Sunhi taladró sus oídos, y Minkyung supo enseguida que la cosa ya se estaba pasando de los límites.

Tomó su celular, marcó el número de Mark, y esperó a que él atendiera.

¿Qué hay? — Escuchó la voz de su amigo del otro lado de la línea.

— Debes venir urgente al salón de dibujo. — Se apresuró a decir en un susurro. — Danbi y las chicas están golpeando demasiado a Dongsook, y siento que ya se están pasando. — Continuó.

Enseguida la llamada se cortó, y Minkyung rogó que su amigo ya esté en camino.

Lentamente volvió a abrir la puerta del salón en donde se había ocultado, y caminó agachado por el pasillo. Se volvió a asomar a la ventana para notar cómo Iseul se encontraba mirando a Dongsook, llorando, mientras que Danbi sostenía de los pelos a la golpeada. Sunhi y Yoora ya no la sostenían, se encontraban paradas a los costados, y ya no participaban de la escena. Por consecuente, Dongsook se encontraba tirada en el suelo.

GENDER BENDERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora