33.

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Donghyuck tragó con fuerza luego de que Mark le soltara aquella pregunta que, definitivamente, no se esperaba que le hiciera. Se esperaba cualquier otra pregunta, una que tampoco sabría cómo responder, pero de igual manera, otra pregunta.

Donghyuck no sabía ni él mismo por qué había pedido disculpas. ¿Por haberle dicho a Mark que lo había violado? ¿Por tratarlo como mierda todo el tiempo que hubo cambiado con Dongsook? ¿Por patearlo en las bolas en múltiples ocasiones?

Pero había dicho "Siento haberte dicho eso".

¿Se había disculpado por haberle dicho que olvidase todo de aquella noche, y que nada de lo que había sucedido había significado algo para él?

— ¿Y bien? — Lo apresuró Mark, sin moverse de su posición sobre él.

— Yo... — Musitó Donghyuck. Pero nuevamente, al no tener nada que decir, cerró la boca.

Mark esperó unos segundos más antes de volver a insistir.

— ¿Donghyuck?

— ¡No lo sé! — Exclamó, cerrando con fuerza sus ojos y aguantándose la horrorosa sensación de su corazón acelerándose con ansiedad.

— ¿Qué sientes por mí? — Lo atacó ahora con una pregunta diferente. Donghyuck abrió los ojos de sopetón y los clavó en los de Mark, con confusión. — ¿Te atraigo sentimentalmente? O, quizás... ¿Físicamente? — Donghyuck frunció el ceño. — ¿Me odias? — El menor bajó la vista desde los ojos de Mark hacia sus labios, no porque éstos le llamasen la atención, sino porque no tenía el valor de seguir manteniéndole la mirada. — O tal vez... — Hizo una pausa, para luego continuar. — ¿Te doy asco? — Susurró, como si las palabras le doliesen en el alma al decirlas.

Donghyuck, incapaz de seguir mirando a Mark en sí, dirigió sus ojos hacia la mesa de noche que estaba a su lado. Abrió la boca para decir algo, pero rápidamente volvió a cerrarla.

Si no sabía por qué había pedido disculpas, mucho menos sabía qué era lo que sentía por Mark.

Luego de un casi inaudible "Entiendo" por parte de Mark, sintió cómo una gota de algo tibio caía sobre su mejilla y se deslizaba hacia su cuello a medida que se iba enfriando.

No tuvo que comprobarlo para saber que Mark estaba llorando.

— ¿Y qué hay de ti? — Soltó en cuanto sintió que Mark soltaba sus brazos y comenzaba a moverse de encima de él. Sin embargo el mayor, al oír la voz de Donghyuck, detuvo todos sus movimientos. Donghyuck frunció el ceño y miró rápidamente hacia Mark, quien no tenía en su rostro ningún indicio de haber llorado. — ¿Qué sientes tú por mí? ¿Por qué incluso luego de enterarte de que soy hombre, sigues estando detrás de mí y sigues molestándome?

— ¿Te molesto? — Preguntó con un hilo de voz, poniendo una expresión de dolor. Al ver que no recibía respuesta alguna de Donghyuck, suspiró y bajó su mirada hacia sus manos. — Porque me gustas. — Dijo la verdad. Miró sus palmas y luego cerró sus manos en un puño fuerte, sabiendo que estaba arriesgando mucho al declarársele a Donghyuck. — Y no tengo duda alguna sobre ello. — Lo miró. — Me gustas.

El rostro de Donghyuck había sufrido una transformación total, ya que pasó de estar con un una expresión de enojo total a una de sorpresa e incredulidad.

Pero, nuevamente, no respondió.

Mark le dedicó una sonrisa que sus ojos no acompañaron, y cuando volvió a moverse para ir a su cama, la mano de Donghyuck lo sostuvo por la muñeca. Mark se volteó hacia él ilusionado, rogando que sus sentimientos le hubiesen llegado. Ese simple acto lo había llenado de una esperanza inmensa de ser correspondido, al menos un poco. Con un poquito se conformaba, ya que él mismo se encargaría de enamorar a Donghyuck por completo.

GENDER BENDERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora