6. PRIMERAS IMPRESIONES PARTE I

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DÍA DE TEMO

-¡Apúrate Aris, se nos va a hacer tarde!

-¡Ya voy! ¡Es que Diego se tardó horas en el baño!

-Perdón pero tener este cabello y esta piel requiere de su tiempo y dedicación. A diferencia de otros que se ve que no se bañan.

-Mira, si no se me hiciera tarde te partía tu arcoíris, pero debo bañarme. Así que quítate.

-Ari, no te tardes que también debo bañarme yo.

-¿Y si ahorramos tiempo y agua bañándonos juntos?

-Me encantaría amor, pero debo terminar de preparar los sándwiches. Ya ves que te pones de mal humor cuando no desayunas.

-Pero me pondría de muy buen humor si te bañaras conmigo. Además, Diego puede terminarlos.

-!No, no, no! Quedamos en que Temo preparaba esta semana el desayuno. ¡Así que deja de perder tu tiempo y báñate de una buena vez, Aristóteles, que mucha falta te ha de hacer!

-Creo que Diego tiene razón, Ari,

-¿Razón en qué? ¿En que me hace falta un baño?

-No amor, me refería a que tiene razón al decirte que te apures

-¡Está bien! Pero me la debes Tahi.

-Te juro que sí flaquito, pero date prisa.

Una vez aseados y con el desayuno listo, los tres chicos emprendieron el camino hacia su primer día en la universidad. Ninguno de los tres quería admitirlo, pero estaban más que nerviosos de pensar en qué les deparaba el día.

La mañana era lluviosa. El cielo estaba completamente gris y en ocasiones el viento soplaba frío, haciendo que sus pieles se erizaran. Temo y Aristóteles compartían el mismo paraguas, sostenido por Aris, y Diego se refugiaba en el suyo un poco más grande.

Había llegado el momento de separarse: tenían que encontrar el salón para su primera clase. Aris debía ir con Diego, pues para desgracia de ambos, iban a estudiar la misma licenciatura. Antes de dejar a su novio, Aristóteles se despidió de él deseándole suerte.

-Te amo,Tahi. Yo sé que te va a ir súper bien. Eres un chavo muy inteligente y me siento orgulloso de ser tu novio, neta.

-Gracias, Tahi. Tú también eres muy inteligente y no dudo que te irá de maravilla hoy y yo también me siento orgullo de ser tu novio. Te amo.

-Yo te amo más.

Aristóteles se acercó a Temo, tomó su rostro con la mano libre del paraguas y le dio un beso en la frente y otro en los labios.

-No te distraigas con nada... ni con nadie ¿eh?

- Jeje, lo mismo te digo. ¡Ah! Y, por favor, no se maten entre ustedes mientras yo no estoy.

-No te prometo nada amor.

-¡Ari!

-Está bien, si Diego se porta bien conmigo, yo me portaré bien con él.

Temo sonrió tiernamente mirando a los ojos a su novio y le dio un beso tierno en los labios.

-Oigan, lamento interrumpir, pero sus cursilerías nos van a hacer llegar tarde. ¡Apúrense!

Aris y Diego partieron en busca de su salón, durante el trayecto no se dijeron absolutamente nada. Era muy incómodo para los dos caminar juntos hacia su aula, pero no tenían otra opción. Ante tal incomodidad, y después de un buen tramo, Ari volteó hacia atrás para ver si podía divisar a lo lejos a su novio.

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