Capítulo 5 Bienvenidos a Hogwarts

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Capítulo 5 – Bienvenidos a Hogwarts

El tren aminoró la marcha, hasta que finalmente se detuvo. Todos se empujaban para salir al pequeño y oscuro andén. Harry se estremeció un poco bajo el frío aire de la noche, entonces apareció una lámpara moviéndose sobre las cabezas de los alumnos, y Harry oyó una voz conocida.

- ¡Primer año! ¡Por aquí! ¿Todo bien por ahí, Harry? –

- ¡Hagrid! – Exclamó Harry a su gran amigo, con una amplia sonrisa.

Hagrid sonrió. – Yo también me alegro de verte amigo. ¡Venid! seguidme...¿Hay más de primer año? Mirad bien dónde pisáis. ¡Los de primer año, seguidme! – Decía sin parar, dirigiéndose al resto de alumnos.

Resbalando y a tientas, los nuevos estudiantes siguieron a Hagrid por lo que parecía un estrecho sendero. Estaba tan oscuro que Harry pensó que debía de haber árboles muy tupidos a ambos lados, nadie hablaba mucho, nadie, salvo Harry, Hermione y Ron.

- En un segundo, tendréis la primera visión de Hogwarts. - exclamó Hagrid por encima del hombro

Justo al doblar una curva. Se produjo un fuerte "¡ooooooh!"

El sendero estrecho se abría súbitamente al borde de un gran lago negro. En la punta de una alta montaña, al otro lado, con sus ventanas brillando bajo el cielo estrellado, había un impresionante castillo con muchas torres y torrecillas.

- Ahí lo tenemos amigos, Hogwarts…- Dijo Harry, tan maravillado por el castillo como sus dos amigos.

- Tengo que admitirlo, no es lo mismo verlo de verdad que en un libro. – Dijo Hermione, tan emocionada como sus amigos.

- Ya te digo. – Decía Ron asintiendo rápidamente.

- ¡No más de cuatro por bote! —gritó Hagrid, señalando a una flota de botecitos alineados en el agua, al lado de la orilla. Harry, Hermione y Ron subieron a uno.

- ¿Todos habéis subido? ¡Venga! ¡ADELANTE! –

Y la pequeña flota de botes se movió al mismo tiempo, deslizándose por el lago, que era tan liso como el cristal. Todos estaban en silencio, contemplando el gran castillo que se elevaba sobre sus cabezas mientras se acercaban cada vez más al risco donde se erigía.

Al cabo de un rato, primeros botes alcanzaban el peñasco. Todos agacharon la cabeza y los botecitos los llevaron a través de una cortina de hiedra, que escondía una ancha abertura en la parte delantera del peñasco.

Fueron por un túnel oscuro que parecía conducirlos justo por debajo del castillo, hasta que llegaron a una especie de muelle subterráneo, donde treparon por entre las rocas y los guijarros.

Luego subieron por un pasadizo en la roca, detrás de la lámpara de Hagrid, saliendo finalmente a un césped suave y húmedo, a la sombra del castillo. Subieron por unos escalones de piedra y se reunieron ante la gran puerta de roble. Hagrid levantó un gigantesco puño y llamó tres veces a las puertas del castillo.

Las puertas se abrieron de inmediato. Una bruja alta, de cabello negro y túnica verde esmeralda, esperaba allí. Tenía un rostro muy severo, y el primer pensamiento de Harry fue que se trataba de alguien con quien era mejor no tener problemas.

- Aquí tiene a los de primer año, profesora McGonagall —dijo Hagrid.

De modo que ella es McGonagall…-Pensó Harry, la bruja parecía una persona a la cual, había que respetar sí o sí.

- Muchas gracias, Hagrid, yo los llevaré desde aquí. -

Al entrar en el vestíbulo de entrada, se podía ver que era tan grande, que hubieran podido meter toda la casa de los Dursley en él. Las paredes de piedra estaban iluminadas con resplandecientes antorchas como las de Gringotts, el techo era tan alto que no se veía y una magnífica escalera de mármol, frente a ellos, conducía a los pisos superiores.

Harry Potter - El Heredero de GryffindorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora