egoistic {junghope}

III

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　　　　　　　　　　　(+) frailty.

　　
　　

No te detienes, no te cansas, porque mientras mis lágrimas fluyen y se desbordan por mis pómulos, tú continúas tocando el timbre y golpeando la puerta exclamando mi nombre con desesperación ¿por qué me buscas? Me dejaste en el infierno y cuando he comenzado a desear salir, me buscas ¿por qué lo haces? He cubierto mis oídos con mis manos para no oírte, pero sigue siendo en vano, porque tu voz está calando en lo más profundo de mi ser y hace mi corazón vibrar, porque pese haber sido abandonado y traicionado, te ama. Estás metido en mi piel, en mi alma.

Vete, por favor, vete mi amor.
JungKook, ten piedad de mí y vete.

Las luces del vecindario se han encendido y logro escuchar quejas de algunos vecinos que están deseando dormir. Es de madrugada, lo sé, porque uno gritó que eran las dos y, pedía que te callara amenazando que llamaría algún policía si no lo hacía. Con el temor de que podrían arrestarte, me apresuro y seco mis lágrimas con las mangas de mi pijama, pero no podré ocultar mis hinchados ojos de tanto llorar, por lo que no enciendo la luz y porque también no puedo verte, no así, con mis defensas bajas.

Mis pies han tocado el piso y el frío se ha colado bajo mis plantas haciéndome estremecer, pero ignoro esa sensación y camino hasta la puerta principal donde me apoyo, porque tengo miedo de abrir—. Lárgate, Jeon —pido detrás de la puerta con la voz temblorosa y es que mi poco valor se ha ido, aún así trato que mi dolor no se notorio para ti.

—Ábreme la puerta, HoSeok —suplicas y sé que al igual que yo te haz apoyado en la madera, esa única barrera que nos divide y la única que me protege de ti, de que caiga una vez más en tus dulces mentiras. Sí, porque llevo escuchando tus mentiras desde la primera vez que te acercaste a mí, sí, he descubierto que me mientes tanto y yo, como un estúpido enamorado decido creer, porque como todo ser que se enamora, creí que la persona que amaba (amo) algún día cambiará; por mí.

—Vete… por favor —ruego con la voz quebrada al fin y mis mejillas empañadas otra vez. Notas el dolor en mi voz, lo sé. Suspiras, oigo como tu aliento golpea la puerta y ¡joder! Mis manos están picando por girar la cerradura, pero las sombras de mi dignidad me suplican que no lo haga.

—Sabes que no me iré hasta verte —respondes bajo solo para que yo te pueda oír o quizá porque temes seguir con el bullicioso que podría causar estragos en tu vida rutinaria. Sé que no te irás, sé bien que no te rindes con facilidad y quizá tu temor se vería ceñida por tu deseo de hablar conmigo, por lo que lleno mis pulmones con oxígeno y seco mis lágrimas, de nuevo, con las mangas de mi pijama ¿tanto lloré? Están muy húmedas.

Giro tan lento la cerradura y sé que estás oyendo eso, porque escucho como suspiras maldiciendo en un murmuro. “Clic” ese sonido retumba en toda la silenciosa sala y contengo el aliento porque me he olvidado de como respirar. Trato de retroceder, pero mis piernas han perdido energía porque me cuesta demasiado dar un par de pasos atrás al mismo tiempo que mi mirada está fija en esa puerta, esa que se abre frente a mí en cámara lenta.

Mi corazón está golpeando con fuerza el interior de mi pecho.
Nuestras miradas se cruzan porque encendiste la luz.

Luces tan atractivo y varonil como siempre. El jean de mezclilla y la playera negra que usas te hacen lucir tan perfecto, pero son esos preciosos ojos oscuros que me atrapan y se convierten en una red del cual no puedo escapar, porque ya no me puedo mover y huir de ti cuando te estás acercando a mí, solo mis brazos cubren mi torso, como si aquel fuese un escudo para proteger mi corazón.

Tu calor, dios, lo extrañé tanto y ese maldito perfume se han vuelto colar por mis fosas nasales después que me envolviste en tus brazos, con fuerza, apretándome contra tu pecho y haciéndome liberar el primer sollozo frente a ti. He vuelto a respirar—. Me hiciste falta, HoSeok —susurras cerca a mi oído y buscas mis labios con desesperación, yo solo aprieto mis cerezos para que no lo tomes, pero muerdes mi mentón y jadeo por la sensación que provocas en mí. Soy débil, tan débil ante ti. Mis párpados se han sellado y haz tomado posesión de mi boca con furor, succionando mis labios que durante noches habían esperado porque los beses ¿qué estoy haciendo?

Coloco mis manos sobre tu fuerte pecho y tiemblo una vez más ante el tacto. No he respondido a tu beso, lo notas, pero no tienes la intención de dejar de comerme la boca ¿qué significo para ti? Con mis palmas te empujo y fallo al primer intento, empujo una segunda vez y nada; eres más fuerte que yo; no sé donde reúno fuerza, pero esta tercera vez consigo apartarte de mí y tu mirada denota sorpresa, porque es la primera vez que me niego ante ti.

—¿Qué quieres, JungKook? —te pregunto dolido y con rabia, porque solo ayer te había visto con aquella mujer en tus brazos y la besabas, la besabas como querías besarme ahora a mí. Tus dedos se hunden en tus hebras azabache y me miras con súplica ¿qué quieres realmente, mi amor? ¿mi cuerpo o a mí?