» narrador omnisciente;
(+) game over.
Nací ignorante, proseguí extraviado, llegó el amor y quiso adoctrinarme, mas nunca en sus elecciones vino a darme la razón del haberme enamorado. JungKook, por primera vez, sintió su alma desgarrarse y un puñal atravesar su corazón, provocándole uno de los más infernales dolores mientras era espectador de esa escena desconsolada del precioso joven ahogado en una penumbra tristeza del cual ansiaba liberarlo y podría asegurar que obtendría alivio únicamente en sus brazos, sin embargo, en cada intento por siquiera rozar esa frágil anatomía, los llantos de HoSeok se incrementaban y calaban su ser, su conciencia, ese que le culpaba por de ser el causante de semejante dolor. Era culpa suya, lo sabía, aún así anhelaba poder recomponer aquello que había roto. Sus dedos rogaban (cada partícula de su ser), le imploraban acercarse, tocarlo, pero los brazos del tercer individuo eran la barrera tras cual se refugiaba el pelirrojo.
“Nadie sabe lo que tiene, hasta que lo pierde” un gran dicho que acentuaban perfectamente esta situación, porque JungKook había perdido a quien tanto lo amó, quien, sin darse cuenta, era la luz de su vida y quien, también, se había abierto un camino hacia su corazón, pero descubrir sus verdaderos sentimientos incrementaba un dolor que nunca sintió, hasta esa noche. SeokJin volvió a exigir que se marchara, mas el azabache estaba empeñado a intentar arrebatar de los brazos del otro a su amor, sí, porque ese era su amor y se lo confesaría para apaciguar el sufrimiento de los dos, pero oír las suplicas con la voz quebrada de HoSeok le daban a entender que debería detenerse, al menos, por ese momento.
La gélida brisa golpeó el rostro de JungKook al salir y miró hacia atrás una última vez para retornar a su apartamento, pensando lo que debería hacer para remediar su gran error. Cuando el azabache conoció a MiYeon, fue en una cafetería donde, como en una película romántica, ella tiró casualmente el café sobre su traje al tropezarse y su intento por limpiarlo, sus miradas se cruzaron y quedó cautivo con su fascinante belleza, por lo que creyó en la estupidez del “amor a primera vista”. Desde ese día comenzaron a encontrarse, aunque una extraña sensación abordaba en su interior, ignoró para enfocarse en esa relación que le brindaba una superficial felicidad y por lo cual abandonó su verdadera la felicidad que HoSeok le entregaba, ese pelirrojo a quien, por cobardía no afrontó para acabar con lo que tenían, pero a quien después buscó al comenzar extrañarlo y creyó, si, tanta era su estupidez, que creyó que lo buscaba solo por la necesidad de la carne, mas las lágrimas que humedecían sus mejillas y el dolor que lo envolvía le decían que lo amaba, que era de él de quien se había enamorado.
Él quería recuperarlo y se había jurado que eso haría a partir de mañana.
Pero, JungKook no sabía lo que se avecinaba.
Tenemos que irnos, HoSeok —era la quinta vez que le repetía SeokJin al pelirrojo mientras empacaba las maletas de este que, aparentemente lucía como un ser inerte, uno taciturno con la mirada perdida. A SeokJin le dolía esa imagen de su amigo destrozado y despertaba en él su deseo de protección, por lo que estaba seguro que permanecer en Seúl terminarían por matar a su amigo y sobretodo con aquel idiota que estaría merodeando a su alrededor. Inmiscuirse en los problemas de los demás jamás habían de su agrado, pero por HoSeok lo haría y tal como le había asegurado, impediría que lo volviese a ver.
Sosteniendo al pelirrojo por la cintura, SeokJin lo sacó de la casa para subirlo a su automóvil y una vez que las maletas estuvieron dentro del maletero, encendió el motor para comenzar a conducir en dirección de Yanggu mientras HoSeok, de tanto llorar, había quedado inconsciente. SeokJin lo protegería, con su vida lo haría y lo alejaría del infierno donde vivía.
Cuando la mañana siguiente llegó, JungKook tenía los nervios a flor de piel mientras mantenía entre sus manos un precioso ramillete de rosas amarillas que le entregaría a HoSeok, mas cuando ingresó a la oficina del restaurante, halló a una mujer revisando varias facturas—. ¿Y HoSeok? —preguntó buscando con su mirar al pelirrojo y al oír la respuesta de la mujer, se desesperó. “Él y nuestro chef renunciaron durante la madrugada, se han ido de la ciudad y no volverán” esas palabras se repetían en la cabeza de JungKook que conducía con exceso de velocidad en dirección de la casa del mayor. Tocó la puerta una y otra vez, lo golpeaba tan fuerte con la esperanza de volver a verlo, pero mientras mas tocaba la puerta, su corazón se desmoronaba y en nada ayudó que una vecina se le acercara para decirle a lo que él temía: se ha ido.
HoSeok se había marchado y SeokJin había cumplido su palabra de ocultarlo de él, pues nadie sabía a donde habían ido y pese a que JungKook acosó, literalmente, a los amigos del pelirrojo, nadie reveló absolutamente nada. Dándole a entender también, que era eso lo que se merecía.
Por otro lado, SeokJin se había dedicado a conducir hasta llegar a Yanggu donde, con la ayuda de algunos conocidos, logró establecerse en un apartamento y aunque sabía que les costaría adaptarse en esa nueva ciudad, la tranquilidad de su querido amigo valdría la pena. Porque él lo amaba de la forma más pura y sincera, aunque jamás se lo diría, estaría ahí para protegerlo, porque HoSeok era una maravillosa persona que se merecía el mundo.
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egoistic {junghope}
FanfictionJungKook abandona a HoSeok por alguien más, porque cree haberse enamorado de esa otra persona, sin embargo, este último sigue esperándolo y después de meses de lastimarse con aquella esperanza, decide cerrar página, pero, el egoísmo decide reinar. •...