Capítulo 6

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• Narra Jimin •



Mi garganta está tan seca que el acto de tragar se me dificulta, mis párpados pesan demasiado y mi cuerpo simplemente pide a gritos confort. Me apoyo en la pared tratando de recuperar la respiración, pero tan solo inhalar es un suplicio absoluto.

Un suspiro cargado de pesar se desliza por mis labios y me obligo a entrar a mi "casa" a duras penas. Definitivamente la paliza que recibí fue incluso más jodida que la última vez que recuerdo, mucho más diría yo. Suelto la mochila y esta cae al suelo haciendo un ruido sordo mientras observo todo el pequeño espacio a mi alrededor.

No me sorprende en absoluto encontrar latas vacías de cerveza esparcidas por el perímetro, un par de colillas de cigarro tiradas por el suelo mullido y manchas en las paredes que ni en un millón de años podré quitar.

Me siento aliviado de cierta forma al no encontrarlo, porque eso sería mi perdición total.

Estoy cansado. Agotado de todo el miedo y rencor que siento, hubiese preferido mil veces morir a manos de Chanyeol o papás las muchas veces que fui víctima de sus abusos porque apenas puedo soportar vivir bajo mi propia piel. Me doy tanto asco y repulsión que el solo hecho de estar vivo es algo que constantemente me agobia.

Aún así, con toda la agonía que me abruma, me obligo a mi mismo a hacer un poco de aseo antes de irme a la cama. Sólo para salvarme de lo que seguro sería otra golpiza.

Me toma alrededor de una hora poner todo en orden y agradezco internamente de que él no haya regresado aún, mis nervios y pensamientos necesitan más tiempo para relajarse.

Después de un rato, cuando estoy completamente seguro de haber dejado todo bien, me dirijo a la cocina por agua ya que mi sistema pide un trago de ese refrescante líquido. Abro el grifo, agarro un vaso, lo lleno hasta el borde y de inmediato me lo bebo de un sopetón.

Luego avanzo hasta la entrada para tomar mi bolso y dirigirme a mi habitación, cierro con llave la puerta y solo así puedo encontrar un poco paz que tanto necesito. Me recuesto poco a poco en la colcha con cuidado de no rozar o siquiera tocar alguna herida que pudiese estar abierta y luego de eso mis ojos comienzan a nublarse.

¡No llores estúpido!

Aunque a pesar de todo no puedo evitarlo, estoy harto de todo. Soy un maldito cobarde como los demás dicen, porque simplemente no tengo el valor de defenderme o aún mejor, terminar con mi existencia de una vez por todas.

Me envuelvo entre las sábanas tragándome el nudo formado en mi garganta.

Al pasar los minutos mi mente comienza a divagar entre muchos pensamientos y uno de ellos es la bella chica de cabello negro, Danbi.

Logró hacerme sentir querido y apreciado en tan poco tiempo que me daba mucho miedo, pues el cariño se me había negado tantas veces que ya ni recordaba la última vez que me sentí seguro teniendo cerca a una persona. A pesar del dolor que siento en estos momentos, lo dejo atrás unos segundos solo para soltar una risa breve al recordar los pucheros que se formaban en sus labios y el como ella fue sumamente atenta y buena conmigo.

No se si fue la forma en la cuál reía, o tal vez articulaba palabras que de su boca sonaban como lo más interesante del universo, pero logró hacer latir mi corazón tan rápido que dolió y se que sonaré un tanto masoquista, pero me encantó. Asimismo cuando con sus grandes ojos me observaban detenidamente y mis mejillas enrojecían de vergüenza y pena.

¿Cómo es eso posible?

No obstante esa felicidad se me fue borrando poco a poco al escuchar mis entrañas rugir. Tengo hambre y mucha, pero no debe comer, pues me propuse como reto bajar de peso.

Obsession | Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora