Capítulo 9

2.5K 212 65
                                    

El viernes cayó, siendo una semana de lo más rutinaria, pero por suerte no nos dejaron trabajos ni tareas demasiado extensas. De por si soy pésima en geografía e historia universal, así que agradecí que el maestro nos tuviera compasión por esta vez, al menos desde mi punto de vista.

Mientras extraigo el material correspondiente a las clases de cocina, en el fondo del casillero noto mi billetera y quiero darme un golpe por la tremenda estupidez que casi cometo.

Hoy en la mañana mamá me pidió encarecidamente que le comprara unas bandejas de poliestireno, cincuenta si la memoria no me falla, todo porque a ella se le olvidó hacerlo cuando asistió al supermercado.

Lanzo un bufido a raíz de la pereza, y más que eso... ¿cómo rayos sabría dónde vendían esas dichosas cosas?

Opciones no poseo. Por un lado si llego con las manos vacías me regañará dos días consecutivos y si acaso obedezco su orden, terminaré perdida en esta inmensa cuidad o en el peor de los casos, asaltada.

Ambos eran pésimos resultados.

Estoy por marcharme sin esperanza alguna hasta que diviso a Jimin bajar las gradas, rodeado de adolescentes que tratan de esquivar su desganada silueta entre insultos o empujes bruscos. Se mantiene cabizbajo, observando sus negros zapatos desgastados y empiezo a percibir esa peculiar sensación abordarme, esa que me hace querer abrazarlo para intentar compartirle algo de gratificación.

Con pasos rápidos me aproximo hasta bloquearle el camino, lentamente comienza a elevar su rostro hasta notarme y diversas emociones lo atraviesan, de inmediato sus mejillas se tiñen de un color carmín tenue, a la vez que efectua una radiante sonrisa hasta el punto que sus ojos se entrecierran. Es bonito verlo de esa manera, sin sufrimiento de por medio.

—Hola. —canturreo, pellizcándole la mejilla. Quiero reír por el mohín tan gracioso que embarga sus facciones cuando recibe mi ligero apretón inesperado — ¿Cómo estuvieron las clases? —pregunto ya unos centímetros mas alejada.

—Danbi, pensé que... que te habías marchado ya. —a pesar de que llevamos una semana conociéndonos, siempre se muestra inseguro y tímido, incluso al contestar simples cuestiones banales. Es así con todos en general, nadie le despertaba verdadera confianza debido a las infinitas agresiones que ha sabido recibir sin reparos.

Anhelo que algún día puedas cambiar, Jimin.

—Quisiera, pero tengo que asistir al club en un momento. —encojo los hombros para después mostrarle una bolsa que contiene la vestimenta adecuada para la ocasión — ¿Y tú?

—Yo voy al de natación. —lo escucho balbucear, aferrándose a la mochila que cargaba.

En un inicio la noticia me sorprende a sobremanera dado que días antes desistió de participar en la actividad. Todo el entusiasmo que tanto le costó albergar se transformó en pólvora cuya unión con fuego originó un estallido. En palabras simples, la única barrera que le impidió proseguir fue ese descerebrado de Chanyeol, ya que esa escoria asistiría también.

¿Casualidad?

— ¿En serio? —consigo pronunciar, el chico pelinegro asintió aún cuando este no se atrevía a mirarme. Tantas insistencias por fin dieron resultados fructíferos — ¡Estupendo! me alegra que te hayas animado. —una sonrisa sugerente se me desliza por los labios, brindándole apoyo a través de la misma.

—Sigo inseguro. Chanyeol estará...

—Chanyeol esto, Chanyeol lo otro... tú sólo ignóralo. —interrumpo de golpe, harta de ese estúpido nombre —. Dame esos cinco compañero. —elevo mi palma, aguardando por la suya unos segundos hasta que ambas colisionaron, provocando un ruido sordo a nuestro alrededor.

Obsession | Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora