Capítulo 10

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Me guio por las señalizaciones colocadas estratégicamente en las paredes desteñidas del recinto tal y como me indicó el chico llamado Jin. Para ser sincera, esperaba tardar más en encontrar la instalación que poseía la institución, pero afortunadamente mis suposiciones fueron derrocadas al estar de pie frente a la entrada de la misma.

Estoy honestamente sorprendida por la amplitud de esta escuela.

Algunos alumnos salían poco a poco con sus pertenencias mientras que pude visualizar a otros dos sumergidos en el agua todavía. Luego de pasear mi analítica mirada por todos los recovecos, opto por aguardar a Jimin justo en donde me encuentro. No quiero irrumpir ni perturbar a ningún miembro de este club. Mientras espero pacientemente al susodicho, me concentro en la enorme magnitud de la piscina y lo mucho que me aterra la profundidad de la misma, y es que no tengo ni la más mínima idea de como nadar.

Entonces, un vago recuerdo llega a mi memoria, y sonrío con tristeza y nostalgia al recordar la vez que papá me llevó a acampar cerca de la costa, el como me animó a ingresar al agua y yo obedecí sin pensarlo mucho.

Era un día en extremo caluroso. Era apenas una niña de diez años y en mi gran ensimismamiento al notar a otros chicos más grandes que yo divirtiéndose, hería mi absurdo orgullo caprichoso. Confié en demasía en ese flotador de flores silvestres mientras le enseñaba a papá como pataleaba y me burlaba de las enormes olas que me golpeaban sin cesar, hasta que noté muy tarde que ese objeto tenía un agujero apenas visible.

En resumen, acabé con las vías respiratorias obstruidas, con mis padres teniendo una fuerte discusión sobre los cuidados adecuados que debían tener conmigo y lo que sería un paseo de ensueño terminó por afectarme tanto que a día de hoy evito asistir a piscinas concurridas o siquiera a la playa.

—Apártate. —soy sacada casi manera brusca de mis cavilaviones. Observo a la persona que ha hecho acto de presencia y una vez compruebo de quién se trata, frunzo el ceño molesta por notar que se detiene para iniciar una inesperada transacción de palabras —. Oh, pero si eres tú. No pensé encontrarte por aquí. —admite, y sus labios reprimen una sonrisa burlona.

Hago una mueca de desagrado sin disimular; —Ajá.

—Parece que se te olvidó el trato que me diste hace días. —vuelco la vista con fastidio, y una vez realizo aquel gesto observo la figura alta del chico plantado frente a mí. Él carga un bolso negro con algunos detalles blancos, su cabello le cae mojado sobre el rostro y sus ojos castaños me miran con profundidad friolenta —. Y también que planeo cobrármelas. —masculle, dando unos pasos hacía adelante, invadiendo mi preciado espacio personal.

— ¿Qué te lo impide? —refuto, cruzando los brazos escéptica y un tanto curiosa por la declaración. Chanyeol, quién hasta ahora había mantenido un semblante socarrón, borra esa media sonrisa colgando de entre su boca para cambiarla por una fina línea recta.

—No seas impaciente, créeme que te agradará mi sorpresa. —el chico introduce las manos en los bolsillos de su pantalón de franela, inclinándose hasta poder apreciar mucho mejor mi expresión. Y ante su intento de intimidarme, no puedo evitar soltar una risa carente de diversión.

—¿No tienes mejores cosas que hacer? —suelto sin pensarlo, revisando dentro del lugar en busca de la imagen de mi amigo, pues esta conversación sinceramente empieza a hartarme. Sus cejas se alzan al cielo, baja la cabeza unos segundos y vuelve a recuperar la compostura, asintiendo en silencio.

—En efecto. —dice, y antes de voltear me regala otra de sus sonrisas falsas —. Cuídate linda. —vuelve a retomar su camino anteriormente planeado, dejándome de piedra, y siguiéndolo de forma inconsciente con la mirada.

Obsession | Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora