Había arrancado una rosa del jardín de mamá y me había asegurado de que fuese la más linda y roja de todas las que habían ahí. Suspiré cual tonto enamorado mientras caminaba rumbo a su casa.
Hoy era un día importante. Hoy festejabamos tres meses de novios y aunque fuese poco, se me hacía una eternidad perfecta. Tam era mía, y de nadie más. Y con ello estaba feliz. Hoy la llevaría a pasear al campo y luego le leería un poema bajo la luna que yo mismo con esfuerzo y amor le escribí.
Mientras camino por las calles puedo ver a lo lejos, en la esquina, justo frente a su casa, a un chico que lleva una capucha en su cuerpo para que nadie lo notase. Pero aquello era ridículo, su atuendo llamaba la atención de cualquiera y ese cubre bocas me dejaba dudoso ante todo. Observaba con cautela el lugar de mi princesa, estaba ahí, quieto, sin hacer nada más que observar.
¿Quien era él? Y aún mas crítico, ¿qué hacía espiando la casa de mi princesa?
Camino con más rapidez para llegar a la puerta de Tam y el chico al notar mi presencia camina hacia la otra calle, con prisa. Frunzo el ceño al ver que gira su rostro varias veces a mí dirección para ver si dejo de seguirle con la mirada, ¿quién carajos era?
—¡JungKook!— la voz de mi princesa detrás de mí me sorprende. Me giro a verla, trae un vestido color crema ceñido a su cuerpo, su cabello se desploma en sus hombros. JungKook, eres un menudo suertudo al tener a esta chica—. ¿Qué traes ahí?— observa mis manos.
Ah, la rosa. La rosa perfecta para mí dulce princesa. Lo había olvidado.
Le sonrío para acercarme a ella. Le tiendo la rosa frente a su rostro y al instante veo como sus mejillas se pintan de un rosa carmesí. Era tan perfecta, era mía.
—Una rosa para la mujer más preciosa.— Tam toma la rosa de mis manos y la lleva a su nariz para olerla. Cuando veo su rostro deparo en aquellos ojos, ¡que me vuelven loco! ¡Joder, eran tan bellos!
—Me encanta. —dice ella.
—A mí me encantan tus ojos. Los vería toda la vida. — me acerco a ella para tomarle el rostro, con una de mis manos acaricio su mejilla—. ¿Sabes qué más me encanta?— mi voz suena seductora o eso creo, la hice un poco ronca para ver su reacción.
Ella traga saliva difícilmente mientras mira mis labios. Creo que la rosa ha caído al suelo mientras ella pasaba sus manos a mi pecho.
—No, ¿qué?
—Tu cuerpo, me encanta tu cuerpo, cariño, algún día lo tocaré.— sonrío cual tonta enamorada al escucharme, me acerco a sus labios para besarle pero un chillido me hace parar en seco y seguido de ello siento como algo se restriega en mi pantalón.
Tam se separa de mi cuerpo para ver a la cosa esa en el suelo. Jamás había odiado tanto a un animal. Bueno, hasta este día.
—¡Holly, nena!— mi novia se agacha para sostener a su cosa peluda la cual debora la rosa del jardín de mamá cómo si no hubiese un mañana—. ¡No, no te comas la rosa de papá JungKook!
Voy a morir. ¿Acaba de decir qué yo soy el papá de esa bola de pelos? ¿Yo? Maldigo a todos los santos que existan, yo ni loco sería el papá suplente de la bola de pelos que ha interrumpido el beso con mamá, eso no se le perdona a un hij...o... yo... ¡soy un idiota!
—Que sea la última vez que sales de casa, pequeña. ¿Cómo te escabulliste, eh?—Tam tiene a nuestra hija en brazos mientras la regaña y trata de quitarle mi rosa ya degollada.
—Amor, has dejado la puerta abierta.
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Dulce Venganza; jjk #2
Fanfiction[LEER PRIMERAMENTE «JUNGKOOK PSICÓPATA»] SOLO CAPÍTULOS EXTRAS. #1 jungkookytu 14/08/24