№56

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No, no iba a hacer nada de eso.

—Entonces voy a follarla hasta que me cansé, ¿entiendes?

—¡No te atrevas a tocarla, imbécil!

Su sonrisa inunda la habitación donde me tiene a su merced. Sus pasos suaves hacen que quería perder la paciencia, se toma todo tan natural y no parece importarle un poco lo que me está proponiendo. Se gira a verme luego de haber pensado un buen tiempo.

Su semblante me hace estremecer por qué se que sus ideas locas van a plantear algo en mi, algo que no es bueno. Y que va a destruirme.

»Tenía que hacerlo, para protegerte.

—Seré claro contigo— me dice acercándose cada vez más a mí, mis manos comienzan a sudar de repente y mis nervios se hacen presentes—. Su padre debe mucho dinero al mío y como tú te ofreciste en ayudarle, ahora tendrás que hacer lo que nosotros digamos sin que opines por ello, y claro, si no lo haces, digamos... nosotros, vamos a incinerar el lindo cuerpo de Tam y su padre juntos, ¿genial, no?

No, eso era algo tremendamente fuera de sí. Estos chicos estaban completamente locos. Locos a morir.

—No voy a matar a nadie, yo no soy un asesino, ¡no soy como tú!

Pero que mal estaba, no sabía lo que se avecinaba.

El se ríe, y no una sonrisa simple. Aquella es una carcajada que hace el momento tenso, como si una linda tijera pudiese cortarlo con si quiera un roce.

—¡Ay, eres muy gracioso!— sus manos pasan por su cabello rojo—. ¡Espera, deja tomó aire!

Pasa sus manos por su estómago haciendo presión ahí, como si lo que le acabo de decir fuera un buen chiste, el mejor.

—No estoy bromeando, no voy a mat...

—¡Cállate!— me grita, su cambio temperalmental me hace encogerme en mi lugar, deja de reírse y torna su mirada completamente seria ante mí, ¿cómo es que puede cambiar de humor en menos de un nanosegundo? Sus manos toman mis hombres y sin decir más, sin poder detenerlo.

Me besa.

Me besa con ferocidad, con deseo y anhelo, con tanto rencor.

Y por más que trato de alejarlo, no puedo. Sus garras se aferran a mi carne y sin querer chillo de dolor. No sé cuánto tiempo me sostiene pero cuando ah saciado su sed, me empuja haciendo que mi cabeza golpeé contra el suelo. Se echa a mi cuerpo sin pudor a ahorcadas y sin dejarme escupular nada sus manos me toman por el cuello.

—No me gustan los rechazos, me gustas tú.

—Suelt...

El aire me falta y su sonrisa parece ser lo último que pueda llevarme de este mundo.

—Tienes cinco segundos para decirme que sí, si no, voy a matarte aquí mismo y luego me follare tu cuerpo muerto y desnudo, joder, que delicioso.

—No... pu- puedo r-respi-rar

Sonríe.

Mis manos tratan de alejarlo pero simplemente no puedo, mi cuerpo no emite fuerza alguna, comienzo a marearme.

—Te quedan cuatro.

Con una de sus manos desocupada, cuenta con sus dedos frente a mí.

Sus uñas se entierran más en mi cuello.

—Yo... n-no

—Tres.

Niego con la cabeza sin saber que este puede ser mi último respiro.

—Dos...

Sin dejarme otra opción le doy la respuesta que él quiere, asiento con la cabeza. Y él rápidamente me suelta, claro, sin antes darme cuenta un beso.

Entonces, lo comprendí, Kim Taehyung era gay, y yo, yo era su carnada favorita. Y lo iba a odiar toda la vida.

Era un maldito hipócrita.

Dulce Venganza; jjk #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora