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Esas palabras ya las había oído antes, pero no recordaba donde, algo me decía que eran de un libro pero tampoco sabía cuál; intente memorizarlas para preguntarle a una persona que le gusta ese tipo de historias.
Cuando deje todo listo salí del estacionamiento con las palabras en mente, a mi lado paso una señora de la cual una cartera cayo de su bolso, entonces con los modales que tengo la recogí con intensión de devolverla.

—disculpe ¡señora!— la seguí —se le cayo esto— se la entregue

—graci... ¿Soo Hye?— me miro sorprendida

mmm... No, creo que me esta confundiendo—

—creo que si, es que tienes un parecido a mi... A mi hija, estaría como tu, bueno eso espero, han pasado años que no la veo— hizo una mueca

—lo lamento, mi nombre es T/n T/a— hice un ademán

—oh bueno, de nuevo te doy las gracias— sonrió —adios que tengas buen día— se alejo lentamente.

Cuando llegué con los demás Taeyong y BamBam ya no estaban, y Chu y YoungSoo ya estaban, al igual que Liz.

—¿listos?— todos se levantaron y comenzamos a caminar excepto YoungSoo, ya que él vivía mas lejos de nosotros.

—adios, oye T/n, creo que si ire— sonrió

Asentí contenta —que bueno, adiós—.

Íbamos mis hermanos, Kino y yo, pero luego solo eramos nosotros dos, puesto que nos tuvimos que desviar y por alguna razón sentí una incomodidad inmensa, no creí que sería así, no sabía que decir y cuando tenía una frase en mente no la decía. Después de varios minutos de incómodo silencio Kino hablo.

—ocupo confesar algo— me volteo a ver

—¿qué?— lo mire con un gran nerviosismo

—no creí que llegaras a hablarme, SunHee ya me había hablado de ustedes, pero cuando te vi en persona supuse que sería como una sombra para ti, pero mira, tenemos varios temas para hablar— sonrió

—a decir verdad, nunca había tenido un amigo que no se aburra apenas comienzo a hablarle de libros— solté una leve risa

—yo tampoco, no nos conocemos mucho, pero— dio una gran pausa, como si estuviera formulando las palabras correctas —pero cuando estoy contigo me siento cómodo, no tengo que preocuparme por: ¿ahora que digo? ¿Se estará aburriendo? O cosas así—

—es lo mismo que siento, a parte no eres como la mayoría—

—¿cómo?— me miro

—la mayoría de los que conozco son alocados, están serios y de repente ¡bum! Se alocan, en cambio tu, sabes manejar tus emociones, puedes estar tranquilo y cuando es momento, te "alocas"— hice comillas al aire —pero de una forma leve, eso me gusta, que sepan controlarse, que no todo el tiempo estén gritando, no es que yo sea muy callada pero tampoco me gusta explotar de más—

—me alegra que pienses eso de mí, tampoco me gustan mucho las chicas que son demasiado explosivas porque luego no se que decir o como calmarlas— río

—ya que estamos hablando de nosotros, ¿te gustan las novelas románticas?—

—claro, otras también, pero mas esa—

—entonces creo que te sonara esto: incluso si significara ir en contra de mi naturaleza dejaría hasta mi alma por ti.— dije lo que creí aprenderme

—si, lo dijo Patch de Hush Hush, pero va así: 'Haría lo que fuera por ti, incluso si eso significara ir en contra de mis instintos o de mi naturaleza.
Dejaría todo lo que poseo, hasta mi alma, por ti.'—

—ah ok, ¿Hush Hush entonces?—

Asintió —¿por?—

—nada más, de repente la escuche y se me hizo conocido—

—¿ya la leíste?—

—no, pero mi hermana esta obsesionada con esa saga—.

Después de unas cuantas calles más, llegamos a una gran biblioteca, ya no quería salir de ahí; mientras buscábamos unos libros Kino me contó que en Corea hay un tipo de bibliotecas en las cuales los estudiantes recibían un poco de espacio personal para hacer sus tareas y que la mayoría salía de ahí a las ocho de la noche pero cuando eran épocas de exámenes a las once, y que por mas que uno sea "desastroso" tenía que tener un promedio arriba del ochenta y siete por ciento de calificación.

Después de hacer nuestras tareas nos pusimos en marcha, pero por arte de magia todo se puso incomodo otra vez.

—gracias— dijo de una

—no hay de que, a parte, también me divertí— sonrei

—que bueno, desviando de tema, me gusta cuando sonríes— me quedé callada y notó mi incomodidad —oh disculpa por haberte hecho sentir incómoda, pero las cosas como son—

—gracias— quería huir de ahí, no sabía que más decir

—siento que me estoy comportando como Lockwood cuando vio a la señora Heathcliff— poso su mano en su nuca

—no tanto— reí

—creo que...— se volvió a callar y lo mire —no, nada, olvidalo—.

Seguimos caminando, decíamos una que otra tontería y nos volvíamos a callar. Kino de vez en cuando sonreía y miraba al cielo, yo solo lo miraba con atención, cada que estaba viendo a otro lado yo le sonreía, sentía cosas en mi estómago y a la vez me sentía a salvo, cada que estaba con él sentía esto. Ya casi estábamos cerca de mi casa, cuando él volvió a hablar.

—creo que sería mejor no seguir ocultándolo— apretó sus puños

—¿el qué?— lo mire confusa

—es algo extraño que no lo hayas notado— hizo una mueca

—puedo haberlo confundirlo ¿no creés?—

—creo que sí. En fin, ten en cuenta que no te obligare a nada ni me molestare por cual sea la respuesta y mucho menos apresurarte, ¿si?, solo di lo que quieras y asegurate de no engañarte a ti misma—

—claro— dije algo nerviosa

—T/n— suspiro —T/n, me gustas—

~LA LUZ  DE TU  MIRADA~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora