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—hey no te pongas así— levante su rostro

—quiero dejarla ir, quisiera borrar mi mente aunque mi alma proteste, creí que la podría olvidar pero es imposible. Entre más la evito la encuentro, es mi bello tormento—

—Pero al frente de ella demuestras lo contrario aunque eso sea un clavario. Te pesa el pecho por eso que nació, se lo ocultas pero no quieres— lo lleve a la barra

—buena ¿verdad?— sonrió débilmente

—¿cómo no amar a Carla Morrison? Luego te pregunto como la conociste— me levante —¿tienes helado?

—busca en la cocina— dijo sin ánimos

Fui tambaleandome hasta la cocina, normalmente cuando estoy borracha hago puras idioteces pero en este caso lo omití. Llegue con todo el recipiente de helado de vainilla y fui a donde estaba Jungkook, quien estaba tomando otro vaso de makgeolli y aunque no sea tan fuerte te marea más y rápido.

—¿cuántas botellas llevas? Con una es suficiente para marearte— dije algo molesta

—dejame, así me pongo cada vez que tomó y me preocupo— dio otro sorbo

—llora— me volví a sentar a su lado —te escucho— le sonrei

Me miro y comenzó a sollozar, hizo un <u> inversa con sus labios y yo solo le daba palmadas en su espalda.

—ya ya— le di palmadas en la cabeza —se dice que si no te lastima no te hará feliz— le di el tazón lleno de helado

—por lo menos es mi sabor favorito— comenzó a comer mientras lágrimas seguían cayendo

—¿y si te ayudo a conquistarla?— hizo una cara de asco —tampoco es para que me contestes así— me cruce de brazos

—llevame al baño por favor, creo que vomitare— se abalanzo a mi y la cuchara mancho el vestido (por encima de las rodillas)

—te dije que no debías tomar tanto makgeolli rodeé los ojos y comencé a caminar.

Jungkook entro y si, comenzó a vomitar, yo estaba afuera sentada en el piso con mi celular, Kino me había enviado mensajes pero no veía muy bien así que decidí leerlos mañana o debería decir, dentro de unas horas. Mis párpados comenzaron a pesar y poco a poco se cerraron.

Me desperté en una cama con varias almohadas alrededor y una manta cubriéndome por completo, me destape y la cabeza me empezó a doler muy fuerte, comencé a ver a mi alrededor y adivinar en donde estaba ya que no recordaba nada de nada.
Entonces reconocí la decoración, ¡ESTABA EN LA HABITACIÓN DE JUNGKOOK! me baje de rápido y cuando le di la vuelta a la cama mire al dueño de la habitación dormido en la alfombra de éste y con una toalla como cobija.

—¡no mames!— dije sentándome en la cama —¡no pinches vergas mames!—

—callate y en coreano por favor— dijo Jungkook aun dormido —espera ¡¿T/n?!— se levanto de golpe

—¡¿por qué estoy aquí?!— dije apunto de llorar

—no no no— dijo muy rápido

—¡¿qué?!— dije desesperada

—e-esa mancha que tiene t-tu vestido— se tapó la boca sorprendido —oh no no no—

—¡¿QUE HICIMOS?!— dijimos ambos con los nervios de punta

—¡tu!— lo señale —de seguro me diste una bebida con esas cosas y me obligaste— lo mire enojada

—¿y yo para qué haría eso?— me miro serio —no hay que asegurar nada— dijo nervioso

—no se tu dime, de tantas habitaciones que hay en tu casa amanecí en la tuya, estaba en tu cama, tengo esta extraña mancha en el vestido y cerca de mis rodillas— achine los ojos —y ahora que me doy cuenta tengo una marca en mi pierna— comencé a quejarme y a patalear

—¡maldita sea! Iré a revisar si no tengo nada— corrió al baño

Me tire en la cama —Kino perdón perdón, confiaste en mí pero si llega a pasar algo será culpa de este imbécil— comencé a patalear —hubiera preferido hacer del baño al aire libre que esto— seguí quejandome

—tampoco me digas imbécil, me haré cargo de él— comenzó a reírse y le lance una almohada

—esto es serio y dime ¡¿tienes o no?!— le exigí

—si— hizo una mueca —una en el hombro y otra en el abdomen, ¡tal vez tu fuiste quien me obligo!— me amenazo

—¿y yo por qué?—

—porque si—

Los dos nos aventamos a la cama y después de unos minutos Jungkook se levanto chasqueando los dedos.

—las cámaras de seguridad, mira— señalo una en la esquina del cuarto

—claro, vamos a revisar la grabación — ambos nos levantamos.

Salimos al pasillo e íbamos algo alejados pues por la incomodidad; seguimos caminando y desde ese ángulo se notaba que ya no había mucha gente tirada ya que eran como las diez. Llegamos a un cuarto repleto de computadoras e interruptores.

—solo tendremos que calcular la hora— dijo tecleando unos códigos

—¡mira! Ahí estamos— señale una pantalla la cual nos mostraba a ambos en la barra

—entonces pondré que fue como a las dos, buena hora eeh— bromeo y le di un zape —le atine, en la pantalla tres estamos entrando al cuarto—

—ahg no estoy lista pero ponló, veremos quien es el culpable...

~LA LUZ  DE TU  MIRADA~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora