Condiciones. (editado)

19.7K 1.5K 697
                                    

Hey hey! Aquí estoy de nuevo, trayendo una aberración más a la colección.

Éste capítulo tendrá más contenido y menos tranquilidad, a medida que avance ésto y se me ocurran más ideas para torturar a los personajes; habrá más drama.

Advertencias: Como claramente me cansé de ver sufrir al brócoli por la falta de amor de la musulmana en otros fics, aquí le toca a bebé Katsu llorar por el rechazo. No tanto, ya saben como es Izuku, va a ceder pronto.

Disclaimer: Todos los personajes utilizados en esta historia pertenecen completamente a Kōhei Horikoshi.

.
.
.
.
.
.
.

Narrador Omnisciente

Aquellos dos podrían haberse quedado en su burbuja color rosa de enamorados, cosa que a Mitsuki no le desagradaba ni un poco.

Es decir, por más adelantada que sonara la idea de tener uno o dos nietos rubios de ojitos esmeralda, le agradaba. Llenaba su pecho de una forma suave, y en parte se lo atribuía a sus instintos de omega.

Escrutó silenciosamente la expresión de su ojirubí, observando atentamente la mezcla de emociones en ella. Lucía consternado, feliz y molesto. Todo al mismo tiempo.
Por otro lado, Izuku simplemente le devolvía la mirada con desconfianza y una muy bien escondida emoción.

Mitsuki sonrió enternecida ante el panorama, ignorando a los jóvenes raritos que la rodeaban y decidida a mandar a la mierda el bonito momento que su retoño estaba creando en la atmósfera.

- Hey par de tórtolos, no es momento. Katsuki, deja de mirar a mi Izuku como si te lo fueras a comer. - Reclamó evitando reír a pierna suelta cuando Katsuki le miró en parte sonrojado, y por otra completamente furioso. La idea de su madre no estaba muy lejos de sus propios pensamientos, pero no agradecía ni un poco ser expuesto por la patrona de aquella manera.

Frunció el ceño molesto, separándose a regañadientes del omega, el cual a decir verdad también se hallaba un tanto decepcionado por la falta del intenso aroma de Bakugou cerca de su rostro.
Mitsuki se incorporó de su asiento sorpresivamente, dirigiéndose directamente hacia Katsuki. Éste se paralizó al instante, rezándole a todos los dioses que a la rubia no se le ocurriera darle un abrazo.

Afortunadamente tan sólo le tomó la mano, tirando de ella mientras lo obligaba a caminar rodeando el sofá. El alfa rubio estaba completamente seguro de que requeriría de todo su autocontrol ahora que debía sentarse justo a un lado del omega.

- Bien, ahora que milagrosamente Katsuki no está gritando, necesito aclarar algunos puntos. - Soltó mirándolos a ambos con una sonrisa maliciosa. - Los demás, pueden salir un momento. - Añadió dirigiéndose a el resto de los presentes; los cuales dudaron un momento antes de obedecer inmediatamente a Mitsuki.

Kirishima le dirigió una mirada suplicante a Bakugou antes de salir, implorando que no hiciera nada estúpido como era su costumbre. Katsuki bufó suavemente, a pesar de saber muy en el fondo que su amigo tenía toda la razón.

Observó de reojo a Mitsuki, en una clara amenaza de que su oposición a la boda no había cambiado, por encantador que le resultase el novio.

Mitsuki simplemente suspiró, apretando el puente de su nariz mientras rogaba por un poco de paciencia. El alfa rubio era su primogénito, su bebé y su todo ahora.
Pero en ciertas ocasiones lo soportaba poco o nada, como ahora. ¿Cuál era el problema? Es decir, sí, era repentino y un poquito injusto, pero como madre sabía que Izuku era exactamente lo que su hijo necesitaba. ¿Y quién sabe? Tal vez el ojiverde también requería ese compromiso.
Aunque sonaba muy improbable. El momento mágico de hace unos minutos bien podría ser simple coquetería para divertirse un rato y botarse en seguida.

Domando al alfa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora