No, no la esperaba.

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La luz del sol dió directamente contra sus retinas, provocándole un gritito de molestia tan temprano en la mañana. Bueno, tampoco era como si no se despertara así todos los días.
Si no era por el sol era por los pájaros y si no era por los pájaros, era por Katsudon saltándole "ahí" con todo el propósito del mundo.

Pestañeó desorientado, sintiendo las consecuencias de haber bebido tan tarde por la noche. Le dolía todo, el cuello, el culo, la cabeza, el culo. Especialmente el culo.

— Joder. — Musitó apretando el puente de la nariz tan pronto como dejó de ver doble el volante, mirando alrededor en busca de algo que sirviera para orientarse.

Y lo encontró. La cabellera verde de Izuku descansaba tranquilamente sobre el asiento junto a él, con la camisa abierta de par en par y la gabardina de Katsuki en el regazo. Bakugou asintió atontado, bostezando a medida que enfocaba el lugar en el que estaban.

La playa. Oh, seguían en la playa. Su sonrisa idiota se iba esfumando poco a poco.

Abrió los ojos por completo, ahora palpando el asiento de piel en el que estaba sentado. Seguían en el auto.

Intentó con todas sus fuerzas no imaginarse lo peor. Izuku no tenía camisa. Estaba abierta, no contaba como si tuviera.

Le dolía el trasero.

A él.

No al revés.

Sin darse cuenta azotó la cabeza contra el volante, haciendo sonar la bocina y de paso provocándose un dolor de cabeza todavía mayor. ¿Por qué tenían que despertar así todos los días?

El alma de Midoriya abandonó su cuerpo tras tremendo susto, incorporándose de golpe y dando contra la puerta una vez más. Irritado a más no poder miró a Katsuki y luego a la puerta, decidiendo a cuál de los dos golpearía primero.
Pero todas sus intenciones se esfumaron al ver el rostro de Katsuki pasar de blanco a azul y morado en sólo un par de segundos.

— Tú... no tienes camisa. — Balbuceó señalando lo obvio.

— Qué observador. — Bufó ignorando su comentario para luego comenzar a abotonar la prenda, más que nada porque comenzaban a pasar señoras con sus niños, quienes les murmuraban "Mira mami, son dos señores sin camisa."
Izuku bostezó frotándose los ojos, sintiendo una molestia increible en el cuello. Había dormido en auto más duro que la piedra, junto a Katsuki Bakugou, quien seguramente maldecía también en sueños. Era de esperarse que se sintiera aún más agotado que cuando se durmió.

— ¿Por qué estamos aquí? — Preguntó el rubio, interrumpiendo sus pensamientos y fatigas.

— Porque tu madre nos envió hasta aquí sin decirm—

— No imbécil, ¿por qué estamos en el auto? — Interrumpió Katsuki presionando con fuerza el puente de su nariz.
La resaca era fuerte pese a no haber tomado prácticamente nada, su cuerpo se sentía caliente y la cabeza le daba vueltas. Lo que fuera que aquel mesero había hecho con su bebida, regresaría para pedirle la receta.

— Oh, te embriagaste y no sé conducir. — Respondió el pecoso radiante, como si la noche anterior no hubiese bebido hasta confesarle que todavía usaba calzones de All Might, su superhéroe favorito.

— ¿Sólo eso? — Reprochó. Bien, sí, ahora estaba un poco decepcionado.

Izuku asintió mirando por la ventana sin prestarle atención a ése detalle y  aún atontado por la manera en la que lo habían despertado. Si pudiera  demandaría a la familia Bakugo por maltrato, joder.
Los integrantes de ésa familia tenían tan poca delicadeza que no le extrañaría terminar con un tumor en el cerebro o ambos brazos rotos.
Un escalofrío recorrió su cuerpo ante la idea.
Le sonaba muy, muy familiar.

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⏰ Última actualización: Oct 06, 2020 ⏰

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