Sorpresa, sorpresa.

6.2K 593 428
                                    

Tras muchos gritos, amenazas de muerte, ronquidos de Izuku, y casi muerte de los 4 ocupantes del auto; llegaron a la casa de verano de los Bakugou. Estaba ubicada cerca de la playa, y era apenas unos metros más "pequeña" que la residencia actual. No muchos sabían de su existencia, inicialmente fue el regalo de bodas de Mitsuki. Pero a ella no le gustaba el calor y la humedad, así que no visitaba el lugar muy a menudo.

Con el tiempo se convirtió en el lugar de "fiestas" de Bakugou, aunque éso había sido en su época de preparatoria y ya no hay que hablar de éso. La preparatoria para Katsuki fue como una etapa emo nya nya; no estamos listos para esa conversación.

— Hey, idiota. Arriba. — Musitó pegándole un golpecito a Izuku en la cabeza.

El peliverde no reaccionó, sacudió una mano como si una mosca le estuviera hablando y se dió la vuelta. Bakugou chistó con molestia y abrió la portezuela del auto, provocando que el omega se desparramara por el asiento hasta caer sobre el pavimento arenoso.

— Come mierda. — Murmuró sin dignarse a abrir los ojos.

Monoma rió en la lejanía, cargando una maleta con Shinso pisándole los talones.
Pero a Katsuki no le hacía gracia, menos aún porque no podía responderle como quería. Mitsuki le había dado al ojiverde un teléfono especial al que podría llamarla si su hijo lo molestaba o irritaba, por lo que éste tuvo que morderse la lengua y arrastrar a Izuku hasta la entrada con el equipaje encima.

Cuando finalmente consiguieron alcanzar a la otra pareja, Katsuki estaba al borde del colapso pero no lo iba a admitir. Tal vez haber traído medio armario no era una buena idea después de todo, pero Katsuki Bakugou; ¿sencillo? Jamás.

— Me esperaba un castillo o algo así. — Comentó un adormilado Midoriya, mirando alrededor casi con aburrimiento.

— Duerme en la calle si no te gusta. — Respondió a su vez el rubio, completamente seguro de que estaba teniendo un infarto.

Izuku le sacó el dedo medio y se incorporó de donde lo habían botado, tomando su maletita rosa con dibujos de All Might para dirigirse escaleras arriba. No tenía ni la menor idea de en dónde estaba su cuarto pero lo encontraría sin ayuda de bolas rubias.

Paseó el lugar con la mirada, impresionado a pesar de haber dicho que no lo estaba. Ésa casa era totalmente diferente a la que tenían los Bakugou en la ciudad, era tranquila y tenía grandes vistas de la playa por todas las ventanas. Le agradaba.

Izuku negó con la cabeza, frunciendo el ceño tan pronto como la idea se coló en su cerebro. No, no le agradaba; prefería irse a dormir debajo del puente con el señor de los mangos antes de que lo obligaran a dormir en el mismo sitio que Katsuki, un vagabundo.

Aunque vagabundo Shinsou (que probablemente tenía mas dinero de lo que él tendría en toda su vida) comenzaba a caerle bien. O tal vez lo compadecía, llevaba siendo parte de la familia Bakugou un buen tiempo. Era entendible que tuviera aspecto de drogadicto.
No lo había visto desde que salieron del auto, ni a él ni a Monoma. Suponía que tal vez estaban recorriendo la casa o inclusive ya se habían marchado a cenar.

— Mhg.. Shinsou.. — Todo menos éso. Era la voz de Monoma..¿gimiendo? A Izuku se le salió el alma por la boca. Sus pobres oídos vírgenes.

Se dejó caer al suelo a gatas, usando la maleta como protector y escondíte. No sabía cómo, pero al parecer había llegado ante una de las habitaciones sin darse cuenta. Y sin duda no era la suya. No tenía caso cubrirse los oídos, estaba completamente jodido. La puerta estaba entreabierta, por lo que si se movía sin duda alguna descubririan que estaba ahí. Y decir que había sido un accidente era algo que nadie le creería, ni siquiera él se lo hubiera tragado. Pero bueno, no era su culpa que ésos cerdos no pudieran esperar por privacidad. Retiraba lo dicho, Shinsou ya no parecía tan decente.

Domando al alfa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora