Capítulo 13

2.3K 313 18
                                    

Cris y Eva llevaban 20 minutos en la cola del estadio de fútbol cuando Germán apareció con un niño de siete años cogido de una mano y la chica que le había acompañado en el restaurante cogiendo la otra mano del niño.

Al parecer Iván, el hijo de Eva, era un gran aficionado al fútbol y su madre lo llevaba a ver los partidos siempre que podía.

Cuando el partido terminó Germán se dio cuenta de que durante esos 90 minutos pudo ver a un nuevo Cris, a uno que no conocía, alegre, divertido, alguien con el que querías estar. Nada que ver con el hombre borracho que se agarraba a la lápida llorando y pidiendo la muerte.

Y viendo su brillante sonrisa también comprendió porque Simón se había enamorado de él y algo se revolvió en su estómago con ese pensamiento.

Cuando intentaron salir había demasiada cola, así que esperaron en uno de los anchos pasillos del estadio que hubiera menos gente al tiempo que Iván aprovechaba para ir al baño. Estaban tranquilamente hablando cuando vieron a tres hombres rodeando a otro, bastante más pequeño y delgado que llevaba una camisa azul celeste y sus ojos delineados de negro.

No necesitaron agudizar el oído para saber lo que decían.

-¿Qué haces aquí? Mariposita.

-Este es un lugar de hombres. Los maricas no pueden venir a ver el futbol.

-¿Estás buscando a alguien que te dé por culo? Aquí no lo encontrarás.

El chico estaba visiblemente aterrorizado y miraba de un sitio para otro intentando encontrar una salida, pero no le dejaban huir.

-¿Por qué crees que se interesaran tanto por la vida sexual de otro hombre? – Dijo Germán lo suficientemente alto como para que lo matones le escucharan.

-No lo sé. –Respondió Cris. – La verdad es que a mi no me importa lo que haga en la cama otro hombre.

-¿Quién perdería el tiempo con esas preocupaciones? Yo prefiero imaginar lo que hace esta preciosa chica. – Dijo Germán pasando el brazo sobre el hombro de Eva sabiendo que ella le seguiría el juego.

Eva le sonrió y le abrazó amorosamente.

-A no ser – Dijo Cris inocentemente – Que en realidad si que quieran saber lo que hace en la cama. ¿Tendrán vergüenza de pedirle una cita y por eso están montando este espectáculo?

-Eso lo explicaría todo. – Dijo Germán levantando el dedo como si hubiera encontrado la respuesta correcta.

Los hombres enseguida se volvieron para enfrentar a los que les habían insultados. Germán y Cris eran bastante más altos y corpulentos que ellos, y durante un segundo pareció que no iban a responder a la afrenta. Se miraron unos a otros y se envalentonaron.

-¡Imbéciles, no somos gais!

-Pues me habrías engañado. – Dijo Germán.

-Tenemos novias. –Soltó otro de los hombres.

-¿Y dónde están? – Dijo Cris haciendo como si buscara entre la gente.

-No les gusta el futbol.

-No les hagas caso. Estos tipos son los típicos que se las pasan malmetiendo y luego cuando lleguen a casa se meten el consolador de su novia por el culo imaginando que sus dos amigos lo follan hasta reventar. Si no ¿porque debería importarles con quien folla el chico? – Dijo Germán.

-¿No serás tú el maricón?

Eva rio sonoramente.

-Bromeas ¿No? Cuando salgamos de aquí, ni mi amiga ni yo vamos a dormir en toda la noche intentando saciar a este par de sementales, mientras vosotros os la cascáis pensando en el chico de la camisa celeste. – Dijo Eva.

El Secreto de SimónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora