Capítulo 18

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En definitiva, Níveo estaba con algunos cambios emocionales o quizás este exagerando, claro que estoy siendo dramática es un cachorro en crecimiento y es normal que tenga algunos cambios en su conducta pero, ¿es normal que crezca tan rápido?

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En definitiva, Níveo estaba con algunos cambios emocionales o quizás este exagerando, claro que estoy siendo dramática es un cachorro en crecimiento y es normal que tenga algunos cambios en su conducta pero, ¿es normal que crezca tan rápido?

Fuimos de regreso al granero, relaje tiempo después el ceño que tenía en mi rostro para así fijarme con más detalle en el cuerpo de Níveo; este movía sus patitas con gracia, las cuales se dirigían directo al granero mientras su cola se movía de un lado al otro con lentitud, no se veía ansioso por regresar o solo estaba tranquilo.

Me acerqué para abrir la puerta, pude notar lo impaciente que se veía porque sin pensarlo dos veces entró y fue directo a las escaleras, yo iba pasos atrás de él y me detuve, creí que Níveo también lo haría, me coloqué  a su altura para poder tenerlo entre mis brazos pero, cuando bajé mi cabeza me conseguí con su ausencia.

—Y-yo creí que —mis palabras fueron interrumpidas por el sonido de unos rasguños en la parte de arriba dirigidos a la puerta de madera.

Oh. Eso pensé al ver a Níveo en la parte de arriba y con rapidez subi las escaleras.

—Ya no me necesitas para eso, ¿eh? —mostré una pequeña mueca que debería ser una sonrisa en mi opinión, debería sentirme feliz.

Níveo no escuchó mis palabras porque ni si quiera me dirigió una mirada solo entró a la habitación, generalmente lo cargaba ya que tenía piernas muy cortas y se le dificultaba subir pero, al parecer esto cambió.

Luego de unos segundos sentí el cuerpo de mi cachorro haciendo fricción en mi pierna y luego miré  como él volvió al mismo lugar que anteriormente estaba sentado, esperando que lo siguiera y fue así. Lo que pareció raro fue la reacción que tuve por su contacto, el cual mandó algunas corrientes en mi cuerpo que no sabía explicar un porque.

Me sentí rara por algunos segundos hasta que no le tomé  más importancia al asunto, me acomodé  en el suelo de madera sin importar las consecuencias porque quien sabe cuándo fue la última vez que limpiaron aquí.

Níveo no demoró para pegar su nariz cerca de mi rostro específicamente en mi cuello.

—¿Qué haces? M-me haces cosquillas —Su voz se escuchó débil.

El contacto de su nariz se sentía raro ya que estaba húmeda o quizás fría. Por un momento sentí mis piernas algo inquietas como reacción.

What.

Luego Níveo se alejó finalmente de mi cuello para así dar una media vuelta hasta acurrucarse a mi lado, muy cerca de mí.

Solté un suspiro ignorando aquellos sentimientos encontrados, es normal que tu mascota no respete el espacio personal.

La habitación quedó en silencio por unos segundos, observaba el techo mientras Níveo recostó su cabeza cerca de mi hombro.

—¿Sabes? Me has ayudado mucho desde que me mudé acá —Susurré—. Haces que mis días sean menos aburridos, Níveo.

Un lobo en el bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora