1. La sombra está cerca y eso ya se convierte en una amenaza tipo dos.

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Han pasado días desde el primer ataque. La catástrofe ha sido disminuida desde que empecé a reparar todos los daños y mantener todas las precauciones al tanto. Mis amigas se han unido con sus propias naves para investigar que la sombra oscura no esté detrás de mí y hemos progresado.

Sabemos que está ubicado cerca del camino principal del espacio exterior, a unas cuantas millas de nosotras. Aunque no sabemos con exactitud cuándo se instaló en ese lugar.

He tratado de mantenerme al margen, seguir trabajando en mi futuro, en mis proyectos, en mis aspiraciones y en los mantenimientos de mi nave, pero sigue siendo complicado. Las amenazas me mantienen alerta, expectante a cualquier ataque y con la cabeza perdida en las ilusiones de las estrellas.

Escarlata, mi fiel compañera y amiga, es la que más sabe de este asunto, tiene casi todos mis reportes detallados y los analiza con microscopios y experimentos de laboratorio. Ella ha estado oculta dentro de su nave para acercarse a la sombra y ha encontrado múltiples sospechas de que todavía esté interesado en desnivelarme.

Aguamarina, amiga y mi rayo de confianza, se ha unido con algunas ideas impresas en su pantalla mental. Considera que es un asunto serio que se tiene que tomar con precaución y cuidado, cualquier movimiento en falso puede constatar un caos donde mi ubicación codificada y puesta con seguridad, un amuleto de la suerte para la sombra.

Cerceta, mi complementaria alma gemela, también me dio pistas, aunque no le gusta mucho de estas cosas, nos notificó que la sombra utiliza la misma vía que nosotras ocupamos para comprar nuestras herramientas.

Eso hizo que mi impresora cerebral sacara más preguntas que rondaban por mi cabeza y una tras otra es todavía más larga y más detallada que las anteriores. << ¿Estoy subestimando los poderes de mi enemigo? ¿Y si la amenaza es peor de lo que imaginaba? ¿Qué pasaría si descubre mi ubicación?>>

A veces soy presa del pánico, el miedo y el descontrol. Mi mantra cada vez se debilita más y mi nave se siente fría e insegura.

Busco en mi caja de recuerdos las pequeñas imágenes que guardé hace algunos años, cuando Bronce y yo éramos amigos. Aunque manteníamos cierta distancia, hablábamos de todo y nada, de lo mucho que me gustaban las máquinas y de lo poco que me gustaba salir de mi nave. Le encantaba hablar de la evolución de los seres espaciales y como crearon las naves, según él, cada vez más extrañas para los intergalácticos.

Pero luego de que nuestro campo de estudio fue separado, no volví a saber nada, solo los rumores de que estaba de vacaciones en su planeta natal. Nos habíamos despedido con un gran abrazo, de esos que muy pocas veces olvidas los sentimientos del momento, y con una sonrisa separamos nuestras manos.

Hace unos meses espaciales, me di cuenta que volvió al espacio con otro trabajo, en la misma empresa intergaláctica en la que yo estoy unida, pero no lo he podido ver de cerca. Saco otro recuerdo, uno de los que conservo porque me parece muy intrigante; cuando lo encontré en un lugar de almacenamiento de alimenticios.

Estaba de espaldas, solo lo distinguí por su pelo, lo seguí desde lejos, no quería que supiera que estaba allí. Lo vi entrar en un salón de estudios científicos sobre naves antiguas, no pude entrar. Mi acceso solo me permite entrar en mi campo, sala de experimentos metálicos. Lastimosamente no conseguí ver sus ojos, casi nunca los muestra, y yo nunca pude verlo a los ojos. Aunque sé que son del tono de su nombre.

Mi capta imágenes central ha intentado conseguir el color más cercano cada vez que los imagino viéndome. A mí y solo a mí.

Suspiro, demasiados recuerdos para mí gusto. Vuelvo a colocar la caja debajo de la impresora mental y me siento en mi silla. A llegado el momento de trabajar con mis maquinas, no puedo perder más el tiempo.

Algo tan sencillo como perder el controlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora