Cuatro

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Ian

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Ian

Los meses pasaban y a kailam se le notaba con más las ganas de irse a Londres, era normal ese sentimiento de madre, además estaba el papá de los niños, el sentimiento que albergaba por él se estaba volviendo tan grande que ni ella misma se daba cuenta.

Hemos tenido varias reuniones con los nuevos dueños de la cafetería; tan pronto se cumpla el tiempo nos tenemos que ir; kailam tenía una casa en Londres, por techo no nos preocuparíamos, pero yo ya estaba viendo posibilidades de empleo allá, lo último que quiero es ser una carga.

Su expresión después que habla con los niños es dolorosa cada día, hoy esta especialmente preocupada

- ¿Qué pasó? Tienes cara de preocupación – me siento al frente de ella –

- Ivana y Rafael no saben que yo soy mamá y me preocupa su reacción – me levanto y abrazo-

- No pienses negativamente kailam; habla con Octavio y expone tus miedos y preocupaciones, te va a entender y juntos sabrán cómo sortear la situación

- Eso haré ¿y tú qué? – vuelvo a mi posición inicial al frente de ella -

- Hmm ... he estado mirando ofertas de empleos en Londres y no es fácil, ya que no tengo experiencia en mi campo y kai ... no quiero ser una carga – se sonríe con ternura –

- Te contestaré igual "no pienses negativamente"

- Tienes razón – me examina más a fondo-

- ¿Te preocupa algo Ian? – me rasco la cabeza –

- Si ... quiero ir donde mis padres

- Ves; ellos deben saber que te vas para Londres – niego –

- Ellos me sacaron de su vida, no les hago falta kailam

- Tienes razón, pero independientemente de todo son tus padres, te dieron la vida y eso se agradece, no te vuelvas igual a ellos, tu eres mejor

- Gracias kai, eso haré – se me acerca y me da un beso en la cabeza –

Pase el resto de la tarde pensando en las palabras de kailam, ella tenía razón, esa parte de mi vida debía cerrarse antes de irme para Londres, mañana mismo viajaría a Denver hablar con ellos.

Conseguí boleto de avión super temprano, llegaría antes del desayuno. Pisar Denver me devuelve en el tiempo y los recuerdos no son gratos, llegó a una cafetería y desayuno, hago la caminata de usualmente hacía cuando estaba aquí, al llegar a calle donde encuentra la casa de mis padres me tenso

- ¿Ian, eres tú? – la voz de mi hermana –

- Hola Laura, si soy yo – me observa con el ceño fruncido –

- Se cumplió lo que dijo papá

- ¿Que se cumplió? – se sonríe –

- Que volverías derrotado; que tu sueño universitario eran una bobada – aprieto mis puños con tanta fuerza y la escucho burlarse –

El Infiltrado Inglés ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora