Veintiuno

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Alice

Me sentía eufórica mi primera nota alta en calculo, el profesor me felicitó delante de toda la clase, al regresar a la casa lo primero que hice fue mostrarle la nota, la iba enmarcar en mi habitación.

Converse con dos nombres por un rato, dejé de escribirle por la hora, ya que no quería ser intensa, me dormí con una sensación de agradecimiento y feliz.

Entresueños me llega un olor a croissant recién horneados, me alerta porque eso quiere decir que es tarde, saltó de la cama y escuchó una risa alejándose; me doy un baño rápido, debo estar puntual en el conglomerado.

Al llegar a la cocina y ver el reloj en la pared, no es tan tarde, doña Brina me tenía puesto un croissant en mi nariz, siempre hace lo mismo, nada más para reírse. Para colmo me toca llevarla al colegio, tomar el autobús es mi mayor trabajo, a esta hora van a atestados de gente.

Entró al conglomerado de forma rápida, no volteo para ningún lado, saludo a los que están en mi campo de visión, prefiero subir las escaleras cuando llego al piso donde esta dos nombres, saludo a la secretaria, es una chica con una aura muy agradable, me dice que entre que no hay problema; está conversando por teléfono, me sonríe y me hace señas que me siente, me doy la libertad de detallar la oficina en su totalidad, es blanca con un estante y un escritorio bastante grande, lo observo a él, no es el chico marcado de músculos, es delgado con un aire infantil, pero debe tener más edad de la que aparenta, me pilla observándolo

- ¿Como amaneciste Alice? – me sonríe –

- Super bien y tu en el nuevo apartamento – se toma el rostro-

- Bien, aunque me urge amueblarlo

- Si, el fin de semana esta para esos menesteres, ¿Que tenemos para hoy?

- Necesito todos los clientes de Mulata Design, los que visitabas habitualmente

- Enseguida

Nos sumergimos en el trabajo hasta el mediodía, paramos para almorzar y para las clases sobre calculo. La rutina se repetía día tras día, sentía que aprendía más con Ian que en la universidad; mientras más compartía con él más lo conocía y mejor me caía, algunos días me topaba con Franco, yo trataba de esquivarlo o lo pasaba de largo, el trataba de llamar mi atención, pero también lo veía coqueteándole a las secretarias o a las chicas que laboraban en otros sectores del conglomerado, ese hombre no cambiaría jamás.

Llego el fin de semana, Julia me había llamado para ir por helados, pero le dije que no podía porque tenía un compromiso con Ian, me hizo prometerle que después que me desocupara la llamara o fuera a su casa, tocó decirle que ... Sí

Con Ian nos encontramos en las puertas del conglomerado, yo iba con una lista que me dio mi madre porque según nosotros íbamos a comprar cualquier locura, en parte tiene razón

El Infiltrado Inglés ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora