Treinta y ocho

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Alice

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Alice

Viajar en tren es una cosa de locos, jamás había estado tanto tiempo lejos de mi familia, un mes enfocada en mis estudios y en terminar el semestre, que gracias a Ian me fue excelente.

Regresaba con un montón de ideas para la fundación y con ganas de verlos a todos, tenía claro lo que sentía por Ian, eso es un avance, porque él me encanta, pero no me encanta que otras chicas tambien vean lo excelente ser humano que es, antes de irme me encontraba en esa disyuntiva, pero ahora lo tengo claro ... me gusta y mucho

Nunca dije cuando seria mi regreso, así que llegaba de sorpresa, con Ian llegamos a un acuerdo, este mes que me mantuve en Zúrich no tendríamos contacto alguno, yo iba en enfocada en mis estudios, a cambio me entregó el colgante de alas.

Al llegar a la estación de trenes de Milán, sentí el ambiente pesado, llovía a cántaros y entre tantos estudiantes los taxis escaseaban, logré tomar uno y me fui rumbo a mi casa. Me lleve una maleta y regrese con dos, traje regalos para todos.

Llego a casa ya bastante entrada la noche, fue un gran alboroto, ya que mi padre se molestó porque ellos querían esperarme, cenamos en familia, creo que eso fue lo que más me hizo la falta la comida de mi mamá; Brina se mantuvo pegada a mí, quería que le contara todo del viaje y de la ciudad, además asalto mis maletas, ahí la entretuve por un largo tiempo.

Cuando quedé sola con mi mamá, le pregunté que cómo iba la fundación, noté cierto nerviosismo en su tono voz cuando me respondió que todo bien. Dormir en mi cama nuevamente fue placentera, porque la extrañé y mucho, esa noche dormí de largo.

Me levante con entusiasmo y una alegría desbordante, al llegar a la sala me espera un suculento desayuno italiano; lo saboree y deleite en ello más que pude, tome unos panecillos y los guarde para llevarselos a Ian

Mi padre en ausencia le hizo mantenimiento a la moto, así que la encontré limpia y lista para utilizarla, tome mis cosas y me encamine hacia el conglomerado, de camino pensé cómo reaccionaría al verme, cuando menos lo pensé ya estaba en las afueras del conglomerado

Me sentía extraña, todos me saludaron como si mi ausencia no se hubiera notado, en los ascensores todo fue normal, recordé en lo del sabotaje ¿se habrá resuelto?, trate de mirar a las personas que iban conmigo en esa caja metálica y todos iban en sus asuntos.

Llegó a el piso y esta todo en silencio, Mary no esta en su puesto y la oficina de Ian esta cerrada, así que me decanto por entrar sin ser anunciada, tomo el pomo de la puerta y lo giró, ante mi hay un chico que en mi vida he visto, al enfocarse conmigo se sonríe y se levanta y viene a mi encuentro

- Buenos días, ¿debes ser Alice? – miro hacia todos lados y noto que la oficina esta diferente –

- Buenos días, eee ... si soy Alice ¿tu eres? ¿Ian dónde esta? – frunce el ceño –

El Infiltrado Inglés ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora