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jaemin jamás olvidaría su primer beso. aquella tarde de juegos cuando tenía siete años, en la que él y renjun se preguntaron qué se sentiría besar. y decidieron averiguarlo.
recuerda los suaves labios del menor chocar con los suyos, de manera inexperta moviéndose, y luego como este escondía su rostro entre sus manos, pues estaba rojo.

mi mamá me dijo que solo besas a alguien que amas mucho.

renjun, yo te amo mucho.

la inocencia de ambos hacia todo más mágico. sin embargo aquella había sido la única vez que sus labios tuvieron la oportunidad de probar los del mayor. y a decir verdad, aún se sonrojaba como un tonto al recordar aquello.

quería besar a renjun de nuevo. y lo haría.

(...)


miraba a el rubio leer recostado a aquel gran árbol que les proporcionaba una sombra bastante placentera.
habían hecho un picnic, pero luego de que la comida se acabará, Renjun no despegaba el ojo de aquel libro, ignorando al menor.

—renjun...

el menor se acercó, en busca de atención, pero el rubio no dejaba de leer.

así que como por arte de magia, una idea se le ocurrió. se acostó en la manta, apoyando su cabeza en la pierna del mayor.
sin embargo, ni haciendo eso, este le proporcionaba la más mínima atención.

—renjun...¿podrías ponerme un poco de atención?

dijo apartando el libro con sus manos, interrumpiendo su lectura, y así poder mirarlo. el mayor soltó un suspiro y dejó el libro a un lado.

—es que está muy interesante. -se excusó, con una tierna sonrisa.

—¿más que yo? -dijo, levantando una ceja, con su típica mirada pícara.

el rubio soltó una risa, y comenzó a tocar el cabello del menor, cosa que le gustaba hacer, pues sus cabellos siempre estaban suaves.

—se iban a besar, los protagonistas.

—siempre lees libros cursis.- se burló el menor.

—me gustan.

—es raro, porque nunca eres cursi. -rió, mientras miraba los ojos del moreno, y sentía las suaves caricias en su cabello.

—¿te gustaría que lo fuera?

el menor se incorporó, quedando frente a frente con el moreno. miró sus labios, y no quitaba su mirada de ahí, lo que provocaba nervios en el contrario.

—sí, me gustaría.

el moreno tragó saliva. jaemin lo ponía nervioso.

—¿c-cómo?

preguntó inocente, sentía sus mejillas un tanto calientes, tal vez comenzaba a ponerse rojo.

—dame un beso. como esos que narran en tus libros, apasionados, románticos... y cursis.

el mayor rió nervioso, relamió sus labios, y miró a los ojos del menor. pero estos no lo miraban. miraban sus labios.

—¿de qué-

—si no lo haces tú lo haré yo.

el menor lo interrumpió y tan pronto terminó de hablar, juntó sus labios con los del contrario, de manera suave. los fue moviendo, tomando el control de la situación. el menor seguía el beso inexpertamente, posó una de sus manos en el pecho del contrario, sintiendo sus clavículas a través de la ropa.
el beso terminó con una mordida por parte del menor, en el labio inferior del rubio.

jaemin se separó con una sonrisa y renjun seguía atónito por lo que había pasado. pero lo había disfrutado, y quería repetirlo.

con sus manos aún en el pecho, casi hombros, del menor, miró los labios recién besados. rojizos y brillantes, dulces también.

sin decir nada se volvió a acercar, jaemin al ver su acción no tardó en volver a tener sus labios junto a los suyos, en otro beso, igual de bueno que el anterior. por más que lo intentaba, siempre se dejaba dominar por el menor, el cuál, como si fuera la cosa más sencilla del mundo, besaba sus labios con energía, y los disfrutaba. disfrutaba llevar el control, disfrutaba sentir las manos del mayor tocando sus clavículas, disfrutaba sentir que por esos instantes, era de él.

se separaron, en busca de aire, un tanto agitados.

—renjun.

llamó la atención del mayor, el cuál al instante volteó a verlo atento.

—yo solo beso a personas que amo.

el moreno rió y comenzó a jugar con el cuello de la camisa de este.

—¿cuántas personas has besado?

levantó su vista, encontrándose con la del contrario.

—solo a tí.

ʜᴇ ʳᵉⁿᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora