Línea Dulce n° 7

917 62 102
                                    

Toriel y Asriel no se encontraban en casa. Por lo menos eso le ahorraría un poco de vergüenza, pensó el pequeño.

Nuestro mago estaba sentado en la mesa del comedor esperando a que su novio volviera de la cocina. Se encontraba muy nervioso, y el ambiente y la decoración romántica que había preparado Kris no ayudaba.

Su mente lo odiaba, al parecer. Lo único en que podia pensar, era en los posibles escenarios en donde el admitía haberse olvidado de su aniversario y Kris se molestaba -mucho- con el. Pero para su suerte, y antes de que pudiera seguir atormentándose, el moreno apareció con una bandeja en la mano.

-Aw Kris, es encantador.- Con una sonrisa (casi no tan fingida) comentó Ralsei. El humano había preparado pizza, y tenia forma de corazón.- Bueno, todo en realidad.- Dijo mirando a la decoración en la mesa. Habia dos velas rojas encendidas -las cuales se encargaban de brindar una iluminación tenue al comedor-, y en un mueble cercano un incienso pequeño emitía una fragancia relajante. El toque final, además de las copas, era una botella del refresco favorito de los dos. Podría sonar simple, pero a la vista era realmente romántico.

Y aunque Ralsei nunca lo pensara -porque nunca podría despreciar a nadie-, esto era un gran gesto viniendo de alguien como Kris.

-Gracias.- Con gusto respondió, y Ralsei pudo observar como los ojos del moreno se achinaban al son de su pequeña sonrisa.- Aunque esto no es nada comparado a lo que tu me das, Ral.- Comento apenado desviando la mirada, queriendo besar la frente del albino.

-¿A... A que te refieres Kris?.- Pregunto Ralsei con miedo. Sentía ganas de llorar de nuevo.- "Yo no te eh...".- pensó negando un poco con la cabeza. Se sobresalto un poco cuando el moreno se sentó en la silla que estaba más cercana a él. La mesa de los Dreemur era algo amplia.

-Oh, Ral, ya sabes.- Estiro una mano para acariciar la cabeza de su novio.- Te mereces tantas cosas.- dicho esto las caricias se pasaron a la mejilla.- Si viviéramos en el cielo te regalaría el sol, pero como no llego a eso, te regalo mi corazón.- Y beso su nariz con ternura incorporándose sobre la mesa.

Y a pesar de lo que hubiéramos pensado, Ralsei no lloro. Pero si se quebró ante el amoroso gesto del humano. Toda la pena en su cuerpo ya había llegado a un limite.

Los monstruos -y más alguien tan sensible como Ralsei-, no podían soportar emociones negativas por mucho tiempo, y mucho menos, retenerlas. Ya que su magia se veía reflejada en sus emociones. Así que sus cuerpos y mentes exigían un poco de paz mental, y no había mejor forma de lograrlo, que enfrentando aquello que los ponía tan mal.

El mago se levanto decidido de su asiento, ignorando la mirada de confusión de su pareja, la cual, no comprendía porque su amado se había quedado viendo neutral un punto fijo después de haberlo piropeado.

Ralsei tomo de la mano al humano y lo tironeo obligándolo a levantarse de su lugar. Lo guio hacia los pasillos que llevaban a las habitaciones dispuesto a ingresar a la de su novio, ignorando que las luces estaban apagadas, ya que conocía muy bien el camino.

Kris, cuando pudo comprender -medianamente- lo que estaba pasando, opuso resistencia sin ser brusco con el menor. Lo obligo a detenerse en mitad del pasillo. Ralsei, en cambio, a penas y si lo miro, y antes de que el moreno pudiera reclamar algo, lo estampo contra la pared mas cercana, acorralándolo peligrosamente.

-C-creo que ya es hora.- Con su timidez natural, comento bajito. Como si haber visto directamente a los ojos a su amado le recordara lo que estaba haciendo y lo sacara del piloto automático.

-¿H-hora de que?.- Mas expresivo que nunca por la cercanía del chico peludito, tartamudeo genuinamente confundido.- Ralsei, n-no lo entiendo, ¿Qué s-sucede?.- Sonrojado achico un poco sus ojos con una sonrisita nerviosa.

Piropos Dulces - (KrisxRalsei) - «Deltarune»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora