Línea Dulce n°5

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-Hola amor, ¿tienes algo planeado para mañana? - Preguntó Kris al otro lado de la línea. A Ralsei se le hizo extraño, su novio nunca lo llamaba por celular -a menos que el mago le llamara primero, aunque el otro solo intercambiaba unas palabras cortas y precisas-, solo le enviaba mensajes de textos.

-Mmm, no lo creo.- Se quedo en silencio unos momentos, ¿acaso Kris le había dicho "amor"? ¿Por teléfono?

-Perfecto.- Contestó, y Ralsei podría jurar que estaba sonriendo del otro lado de la línea por su tono de voz alegre.- Mañana, después de la escuela, como a las 4 nos vemos en mi casa. Adiós cariño, te veo después.- Y sin dejar que el mago respondiera, cortó.

Extraño, no tanto, pero extraño.

Desde hace unos días Kris había estado muy cariñoso con él -más de lo normal, cabe recalcar-. Coqueteaba y le tiraba piropos, lo mimaba mucho y toda su atención se centraba en él. Como pequeños presentes o mensajes de buenos días y buenas noches melosos y acaramelados.

El humano solía ser coqueto y pícaro, pero esta vez había algo diferente en él. Por alguna razón esto le traía recuerdos, pero no sabía de que.

Termino de desayunar y miró la hora en su teléfono, aún le quedaba algo de tiempo para que Kris pasase por él para ir a la escuela. Con un movimiento de dedos y unas palabras misteriosas y leves, todo lo sucio en la sala comenzaba a lavarse por si solo. Sonrío satisfecho y subió a su habitación para preparar su mochila.

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El sol se estaba poniendo y nuestra pareja paseaba de la mano por la ciudad. Acababan de salir del colegio, ambos se dirigían a sus respectivas casas.

Al ojirosa le gustaba las decoraciones que empezaban a colocar los dueños de las tiendas. Había muchos colores que variaban desde el rosa al rojo. Corazones a montones y pequeños querubines con flechas y arcos adorables.

El pequeño mago se dedicaba a mirar a su alrededor, con sumó cuidado. Se había olvidado las gafas en él salón, por lo que le costaba un poco ver. Hace un tiempo se había aplicado un hechizo para quitarse lo miope, pero con aun era joven e inexperto en ese tiempo su conjuro no salio del todo bien. Podia ver a su alrededor y a las personas sin sus anteojos, pero definitivamente no podia leer nada de nada sin ellos. Por lo que las palabras y frases en las vidrieras de las tiendas le eran inentendibles.

-¿Amor? - Preguntó el humano apretando el agarre de sus manos y parando su andar.- Te noto algo distraído.- Beso su frente y abrazó al albino por el costado atrayendolo hacia él.

-N-no es nada.- Ahí iba de nuevo, con sus apodos cariñosos y esa sonrisa de infierno. Le devolvió la sonrisa un poco sonrojado, le gustaba que Kris sea así de cariñoso con él. Pero sentía un poco de vergüenza si estaban en la calle, aún no se acostumbraba del todo.

-Mh.- Y esta vez el castaño beso su mejilla y con su mano sobrante acaricio la otra, Ralsei solo se dejo hacer.- Lo siento bebé, pero hasta hoy te puedo acompañar hasta aquí. Tengo cosas que hacer y si no me apresuro la tienda va a cerrar.- El mago podría jurar que por debajo de esa mata de pelo el humano estaba haciendo ojos de cachorros.

-Comprendo, no te preocupes.- Y esta vez el que tomo iniciativa fue el albino. Beso a Kris en los labios dulcemente y deposito otro en la mejilla contraria con una suave sonrisa.- Ve con cuidado, Kris.

Ok. Ahora más que nunca el castaño no quería soltar a su novio. Lo había abrazado durante tanto tiempo después de ese beso que perdió la cuenta de todos los minutos que estuvieron ambos ahí, parados en medio de la vereda justo en en el centro de la ciudad. Mientras el humano se refregaba contra su esponjosa pareja, el ojirosa no sabía hacia donde mirar, completamente sonrojado.

Piropos Dulces - (KrisxRalsei) - «Deltarune»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora