Le había concedido el insoportable calor al momento en que estaba bailando en el acto del cumpleaños de Ari, cedió ante la idea de que el cansancio era producto de la falta de sueño por el hecho de que se la estaba pasando entre proyecto y proyecto, pero no tenía ninguna justificación para andar pensando en Joaquín Bondoni de manera tan...lujuriosa y menos durante su celo.
Se encontraba encerrado en la habitación de hotel, esa noche habían decidido quedarse en Monterrey pues al día siguiente tenían un evento con las fans de la ciudad y una función en la noche, pero no había contado con que su celo se adelantará y los inhibidores no es que fueran de gran ayuda cuando este ya se hacía presente.
Pero ahí se encontraba, sobre la cama de su habitación de hotel revolcándose de un lugar a otro como un loco, se suponía que compartiría habitación con su papá, quién era un alfa, pero al ver el estado en el que había entrado y tras un buen regaño decidió conseguirle una habitación propia para que tenga la privacidad que la ocasión amerita.
Pero Emilio se sentía extraño, bueno, se sentía de aquella manera desde que empezó a trabajar con Joaquín Bondoni, un joven alfa quién era su colega en la novela que los lanzó a la fama y por la que ahora estaban haciendo gira de una obra de teatro y junto a esto grabar una serie, Joaquín Bondoni, el mismo alfa a quien confundió con un omega la primera vez que lo vio de paso y la razón del porque la idea de romper con su novia no le movía ni un pelo, pues lo único que quería de este chico era poseerlo o que esté lo tomara, no importaba, pero desde aquel día en que los presentaron solo necesita tenerlo cerca.
Todo lo anterior queda demostrado en el hecho en que su cuerpo cubierto de sudor se removía incómodo sobre los blancos doseles llamando el nombre de Joaquín con urgencia, eso no debía pasar, usualmente los alfas como él imploraban durante su celo por una omega, quizás betas, pero nunca un varón y menos si este era alfa, pero justo como había hecho Joaquín desde que se apareció en su vida cualquier parte de raciocinio fue mandado a la mierda con solo recordar aquel dulce rostro y piel de porcelana.
Pestañas largas.
Mejillas rosas.
Cintura pequeña, de la cual sabía sus manos podrían encontrarse si lo tomaba de ahí.
Piernas y muslos prominentes y ni hablar de su...retaguardia.
Y los labios, abultados, rosados, con un constante y variado sabor dulce, pues Joaquín cada que podía comía alguna chuchería y el sabor del caramelo quedaba impregnado en su paladar y Dios bendito, Emilio amaba besarlo por eso.
Todo en Joaquín Bondoni lo volvía loco, desde lo más llamativo a lo más insignificante, el solo recuerdo de sus labios hinchados después de una sesión clandestina de besos lo tenía al borde.
Lo quería, lo necesitaba, su alfa pedía por el otro alfa a gritos y es que la situación era tan bizarra, pero levemente familiar, porque, aunque no lo quisiera admitir, en el fondo era consciente de su pasado donde se había sentido atraído hacia otros alfas, pero nunca de esta manera, jamás con esa urgencia animal que usualmente sienten los alfas y omegas enlazados.
Su miembro palpitaba contra su ropa, necesitaba liberarse, tocarse y pensar en él.
Con desespero bajo su mano hasta su vientre, dándose suaves caricias sobre este, los ojos cerrados y su mente maquinando que eran unas suaves y aterciopeladas manos quienes lo tocaban de una forma tortuosamente pasiva, siguió bajando hasta toparse con el borde de sus pantalones, sin pensárselo dos veces lo desabrocho y coló su mano entre su ropa interior y su masculinidad.
Bajaba y subía con movimientos rítmicos, el tamaño de este iba aumentando conforme al placer lo hacía, la idea de que fuera Joaquín quien estuviera haciendo aquel trabajo manual solo hacia las cosas mucho mejor, pero no era lo que su cuerpo pedía.
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La sal y la tierra son sinónimos de placer [Emiliaco]
FanfictionEl respirar le pesaba, la piel le sudaba y el cuerpo entero le hormigueaba, sentía su ser quemar y si bien todo aquello era una tortura, peor era la necesidad de tener a un alfa a su lado, específicamente a Joaquín Bondoni. O Emilio entra en celo de...