Monterrey había sido como su pequeño paraíso, perfecto como efímero, pero lastimosamente la burbuja se debía romper y ahora la realidad que le esperaba en CDMX se le presenta nuevamente.
No fue si no llegar a la ciudad cuando María le había marcado diciéndole que quería que pasaran el día juntos a lo que él acepto, Joaquín estaba cerca, escuchándole y aunque este no dijo nada su mirada transmitió más de lo que hubieran podido las palabras, en el recorrido hacia la casa del menor se mantuvieron callados, si hacia alguna pregunta el más joven no se molestaba con responder con otra cosa que no fueran monosílabos, el ambiente fue incómodo y eso todos lo pudieron sentir.
Entonces, paso los últimos dos días con María, fueron a cine, por helados y una que otra película en su casa, a su mamá no le agradaba su novia pero al verla esta no hacía más que darle alguna mirada y retirarse, como ella misma le ha dicho toda su vida "es tu vida, tú veras que haces, solo trata de no cagarla", Emilio no sabe si está cumpliendo con lo último al estar abrazando a la chica en esos momentos, pero su mente en otro lugar muy lejano donde en lo último que piensa es en unos ojos claros, uno donde el marrón predomina y los gritos eufóricos es todo lo que llena el vacío que llena sus pensamientos.
Se siente triste porque Joaquín no le habla desde el día en que llevo a María por los regalos, el menor se mostró incómodo y reacio a mantener algún contacto con ellos, por más que tratara de hacer parecer que las cosas estaban bien no podía, Joaquín nunca ha sido bueno disimulando lo que siente y ese día no fue la excepción; lo único que el chico hizo ese día fue recoger sus cosas rápido y marcharse sin darle alguna mirada, admite que eso dolió más de lo que esperaba.
—Emilio —la voz de Diego lo saco del submundo en el que su mente se encontraba, haciendo que le pusiera atención a él—, te ves de la verga.
—Me siento de la verga, gracias.
—Wey, no entiendo porque te haces tanto pedo, si ya no sientes nada por María, termínala y ya.
—No es tan fácil, Diego.
—Sí es fácil, mira: terminas a María porque ya no la quieres, la dejas ser feliz con el chavo que tiene en Canadá o algún otro lugar porque desde hace un buen sabes que te monta el cuerno no seas mamon, dejas de hacerte el pendejo y te le arrastras a Joaquín pidiéndole perdón por lo menso que fuiste y le pides que sean novios. El resultado es que ella es libre y tú eres feliz con Joaco.
—No es solo terminarla por serme infiel, yo también lo fui.
—Jamás dije que no lo fueras, eres un pinche cachón, wey, andas enculado por el morro al que le dices brother frente a las cámaras.
—Es que no sé cómo terminarle.
—Le dices que no está funcionando, que sientes que solo se lastiman y que ojalá consiga a alguien que en verdad la quiera como tú no pudiste, ya sabes, toda esa palabrería barata que dices a alguien al terminarle para no acabar tan mal y ya, Thank you, next.
Ante lo último, Emilio no pudio evitar mirar a su amigo con curiosidad.
—¿Thank you, next?
—Sí, así como la canción de Ariana.
—Joaquín dice eso siempre.
—Bueno, se me pego de él, es normal, Joaco y yo nos hemos vuelto amigos desde hace poco, es divertido retomar la amistad.
Emilio se sintió incómodo y ligeramente molesto, Diego y Joaquín juntos de nuevo.
Diego y Joaquín, juntos.
Quienes tuvieron algo así como un romance hace años se están volviendo amigos de nuevo, al punto de llegar a usar las frases del otro.
—Emilio, no manches, ya empezó a oler como a cevichera aquí dentro —Diego le reprocho para después pararse de la cama y abrir las ventanas de la habitación—, no seas celoso, Joaco y yo solo somos amigos.
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La sal y la tierra son sinónimos de placer [Emiliaco]
FanficEl respirar le pesaba, la piel le sudaba y el cuerpo entero le hormigueaba, sentía su ser quemar y si bien todo aquello era una tortura, peor era la necesidad de tener a un alfa a su lado, específicamente a Joaquín Bondoni. O Emilio entra en celo de...