Capítulo Dos: Suegra De Mi Corazón

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¿Incómodo?

Sí, desde luego que se sentía así. Todo el mundo lo veía como si fuera un violador. Si supieran que había sido víctima de los planes de Hinata.

— ¿Así que te gusta Hinata? — preguntó Yoshino Nara.

Hasta su madre lo sabía.

— Ella planeó lo que pasó. — Respondió mientras tomaba el té.

Su madre empezó a reír fuerte, parecía no creerle nada. — Es una niña muy dulce, incapaz de matar una mosca. No creo que te haya llevado a la fuerza al...

— Me sedujo — respondió incómodo. — se veía tan diferente, dominante y...

— Oí lo que hizo Naruto. Creo que cualquiera hubiera hecho lo que ella. — Yoshino se llevó la taza de té  — Yo también hubiera sacado mi lado fuerte.

— ¿con papá?

Yoshino suspiró, miró la foto de su difunto esposo que reposaba en la pared. — Tu papá era demasiado inteligente para desafiarme.

— Sí, lo tenías domado. — respondió el moreno esperando que su madre le gritara.

Sin embargo soltó un largo suspiro. — Domado por el amor. Iré a lavar las tazas. Luego le llevaré flores ¿quieres venir?

— No puedo ir directamente, iré por Mirai y luego te alcanzo en el cementerio, mamá. — Prometió.

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Hinata compró girasoles en la florería de Ino, la había mirado con sorpresa por su aspecto luego sonrió y agradeció por ser ella la que "ayudara" a Shikamaru a sacarse a Temari de la cabeza. La Hyuga deseaba visitar a su primo. Hoy quería agradecerle por darle el valor para ser fuerte y pedirle perdón por dejarlo morir.

Mientras caminaba recordaba lo ocurrido días atrás con Naruto.

Avanzaba con timidez mientras leía la lista de cosas que debía comprar para la pequeña Mirai. Apenas tenía un año y tres meses. Era tan linda que le robaba el corazón.

Compró la leche que hacía falta. Iba insegura y sonriendo levemente cuando encontraba la tienda que le proporcionaba lo siguiente en la lista.

Entonces notó que Naruto la veía fijamente, no sabía cuánto tiempo estuvo él caminando delante de ella.

— ¿me estás siguiendo? — preguntó el rubio.

Ni hablar, ella iba de compras

— N-No, yo no... — logró decir.

— Pareces un cachorro abandonado, realmente deberías de ser menos molesta con eso. — Naruto habló sin pensar.

— Yo no... — sintió como sus ilusiones se rompían y un lado oculto de su mente le pidió salir. Así que dejó salir a su "Yo malvada" — No tienes por qué hablarme así.

Naruto parecía muy enojado, una mirada fría y burlona le lanzó — me sigues como si no tuvieras nada que hacer... No sé qué pensar de ti.

— ¡No me hables así! — gritó mientras activó su Byakugan.

— ¿O si no que? Hinata ¿Vas a llorar? — definitivamente este no era el divertido Naruto del que estaba enamorada.

— Y-yo — Dicho eso su lado fuerte desapareció y ella huyó en medio del llanto.

¿Qué pasó con él? Era tan frío y molesto. Era como Sasuke. ¿Acaso haber salvado al mundo Shinobi lo había convertido en alguien malo?

Si él era malo entonces ella también lo sería. Tomó la decisión de dejar salir su "Yo malvada". Esa persona dura y fuerte. A esa chica que no temía a nada. La niña fuerte que pedía venganza por la muerte de su primo que era su responsabilidad.

— ¿También vas al cementerio? — Yoshino sostenía un ramo de rosas blancas y rojas mientras la veía con sorpresa.

¿Quién no lo haría? Iba usando una falda hasta más arriba de las rodillas, una blusa con escote en "V", y su portakunai en la cintura. Usaba rímel en las pestañas, sus labios iban pintados de un rojo sangre.

— Yoshino-Sama, sí, voy a llevarle los girasoles a Neji. — respondió con una pequeña reverencia.

La mujer asintió. — Shikamaru tenía razón, te ves diferente y fuerte.

Hinata se sorprendió, no pensó que el moreno platicara sobre ella con su madre.

— Sí, pero solo cuando me hacen enojar. — Sonrió de manera dulce.

Seguía siendo la misma, claro, con un aspecto más maduro y fuerte. Ya no era toda inocencia, menos después de lo que había hecho.

— Eso me gusta. No debes dejar que te vean como si fueras débil. — Yoshino le sonrió. — Ahora si deseas puedes decirme suegra.

La jovencita se sorprendió y luego sonrió — Suegra de mi Corazón ¿le parece bien?

Ambas rieron. No iba avergonzarse. Desde luego que sabía lo que hizo con Shikamaru. Su antigua yo, se hubiera avergonzado y caído desmayada. Ahora ella sería dinámica y divertida.

Al llegar al cementerio, Hinata escoltó a Yoshino hasta la lápida de Shikaku Nara.

— Mira, te he traído a nuestra futura nuera. Es Hinata Hyuga. — La mujer guardó silencio, como si esperase una respuesta. — Sí, aunque no lo creas. Nuestro hijo ha crecido tanto que posiblemente nos dé nietos pronto. —Se apresuró a dejarle las rosas rojas y secarse las lágrimas.

La joven entendió lo que sentía la mujer mayor. Así que decidió hacer lo mismo.

— Hola señor Nara, yo tuve una idea que fue algo loca y atrevida, quiero que sepa que no me he burlado de Shikamaru. Es demasiado inteligente para eso. — se arrodilló y dejó un girasol sobre la tumba. — Si todo se da bien, probablemente sea su nuera.

En cuanto se levantó Yoshino le tocó el hombro en señal de agradecimiento.

Hinata le ofreció su pañuelo.

Shikamaru llevaba en hombros a la pequeña Mirai y en una mano un ramo de flores, vio la escena, le pareció extraño y a la vez reconfortante. Su madre ya no se sentía tan sola.

— ¡Hina-chan! — Gritó Mirai desde los brazos del moreno.

La pequeña apenas aprendía a hablar, decía pequeñas frases y caminaba algunos pasos y tropezaba para luego ponerse en pie.

Shikamaru se apresuró a alcanzarlas. — Hola Hinata — Saludó tras extenderle a la pequeña que deseaba estar en los brazos de la chica.

— Hola Shika-kun, hola pequeña ¿cómo estás? — Mirai tomó algunos de los girasoles que ella sostenía. — Vamos a dejarle flores a Neji ¿sí?

— ¡Vamos! — Dijo la pequeña. — ¡y Papi!

Hinata se alejó con la niña en brazos.

Una vez solos la señora Nara sonrió ampliamente — Apresúrate a darme nietos.

— No he tratado mucho con Hinata, mamá...

— Pero sí que has hecho — Yoshino le dio un suave empujón a su hijo — ¿Te has puesto a pensar en que ella podría estar embarazada? Dices que te sedujo, dentro de su plan podría haber estado un bebé.

La palidez invadió su rostro. ¿Un bebé? No, dudaba que Hinata pudiera planear algo tan rápido. Es decir, en la tarde era rechazada, iba a libar, él iba a buscarla, tenían sexo. Hasta ahí sonaba como una clase de eventos que eran pura casualidad. En caso de que fuera un plan el resultado final sería: ¿un bebé?

— No lo creo, ella no podría planear algo tan rápido. — Respondió él.

— Las mujeres somos un misterio.

— Problemáticas, molestas y mandonas. — Añadió a lo dicho por su madre.

Si hubiera un bebé asumiría su responsabilidad. Parejas más jóvenes procreaban. Así que no podía decir nada. Ahora era un Jounin y ella iba por ese camino.

Su madre le tiró de la oreja izquierda — niño maleducado.

Mirai y Hinata los vieron, sonrieron entre ellas mientras iban a dejar algunos girasoles a Asuma.

Genio © ||ShikaHina||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora