Capítulo Seis: Princesa Byakugan

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Dos años transcurrieron desde que Hinata adoptó el apellido Nara, dos años en los que ambos se dedicaron a recibir misiones juntos y posponer el tener hijos, se entendían a la perfección. Desde luego que ella jamás le alzó la mano a su esposo, una mirada severa era suficiente para hacerle saber a Shikamaru que estaba llegando al limite de su paciencia con su flojera.

En el último mes habían pasado siendo guardaespaldas de un señor feudal, por lo que fue una sorpresa cuando Kakashi, el actual Hokage los llamó a su despacho para darles una noticia importante.

—¡¿Cómo que desapareció?! — Hinata exclamó tras golpear el escritorio del Hokage.

Entregó el informe y ahora recibía la noticia de la desaparición de su hermana.

— ¿Qué pasó con mi cuñada? — Shikamaru abrazó a su esposa para calmarla.

Se les explicó la situación extraña en la que ocurrieron los acontecimientos un secuestro y el acercamiento de la luna a la tierra. Concluyeron que Sai era el único que podía guiarlos hasta el lugar donde los perdió.

Shikamaru y Hinata irían en busca de la joven en compañía de Sai, Sakura y Sasuke. Este último suplantaba a Naruto que se encontraba bajo los cuidados y observaciones de Tsunade por un asunto muy bochornoso. Mas luego se le otorgó a Shikamaru un reloj secreto que solo los kages poseían que mostraba el tiempo que quedaba para la destrucción de la tierra.

Hinata viajaba sobre el ave de pintura de Sai, en compañía de su esposo. Que le daba ánimos. Llegaron a una cueva con un manantial resplandeciente está frente a los cinco ninjas.

— amor — Shikamaru tosió al ver como sus compañeros parecían incómodos. — Hinata, ¿Qué puedes ver en el interior del manantial?

— No consigo ver nada, se ha distorsionado mi visión. — Hinata se sostuvo a Shikamaru.

— Al parecer vamos a mojarnos. — Sasuke sacudió su ropa, parecía un forastero. — Tenemos que pasar por aquí.

— No tienes que preocuparte por tu ropa, toco esta agua no logro mojarme — Sai le respondió acababa de tocar el agua. — Insisto, no has dicho porque Naruto no pudo venir.

— Él está un poco... irritable — fue la única respuesta que pudo dar el azabache. Desde luego que el mundo shinobi sabían de la relación que mantenía, ya que era evidente debido a que vivían juntos en la nueva Villa Uchiha.

Al saltar fueron atrapados por un genjutsu, Hinata y Shikamaru se habían encontrado a sí mismos compartiendo los días en que pasaron cuidando de Mirai, la visita en el cementerio a Shikaku y Neji. Se vieron a sí mismos trabajando hombro a hombro en la edificación de su hogar para los niños que tendrían en el futuro. Después de todo debían esperar a que el resto del equipo InoShikaCho tuviera una relación estable para la procreación de los nuevos miembros. Sakura y Sasuke lograron sacarlos del genjutsu.

Volvieron a aparecer en un nuevo manantial donde el Byakugan seguía distorsionado.

Los cuatro ninjas saltaron a la vez, mas Hinata tardó en hacerlo.

— Hinata. Le dije a tu padre que vendría por ti antes de que la tierra se acabara. — Era un hombre de cabellos blancos usando lo que parecía ser una túnica blanca. — Para que así vinieras a mí.

— ¿Dónde está mi hermana? — estaba conteniendo su ira, deseaba darle un golpe.

— No te preocupes ella duerme profundamente en mi castillo —Toneri se acercó a ella. — Te la devolveré dependiendo de tu respuesta, princesa del Byakugan.

— ¿Qué?

— Hinata, vamos a casarnos.

La señora Nara soltó una risa sarcástica — Llegas tarde, ya tengo un marido.

Genio © ||ShikaHina||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora