Lo único que parecía existir entre Matteo Balsano y Luna Valente era antipatía, siempre declarándose la guerra en cualquier oportunidad que se les presentara, así sea la mas mínima. Todo parece cambiar cuando ella posa su atención en el chico nuevo...
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De alguna u otra forma, lo que estaba a punto de proponerle me inquietaba. No sabía si iria a aceptar o si se pondria a reír en mi cara. Pero si ella quería entrar al patético grupo de animadoras...nos convendria a ambos. A ella mas que todo, por su puesto, pues a mi no me hace ninguna gracia tener que compartir opiniones y tareas.
— ¿Aliados? ¿De que estas hablando? — responde despues de cinco segundos aproximadamente.
Sip, los he contado.
—Ven conmigo. — digo y sostengo con firmeza su brazo.
— ¿Esto es un secuestro? — espeta, intentando soltarse.
— Un secuestro que te conviene, tomalo como un favor. — le guiño el ojo y ella solo suspira
Mi idea es ridículamente patética. Pero estoy dispuesto a ayudarla así sea indirectamente. La escenita en la cafetería me dejó consternado, el rubio teñido le importa mas de lo que creí, pero aún pienso que no vale la pena. En fin, ese no es mi tema. A pesar de que no seamos los mejores amigos, si está en mi potestad echarle una mano, lo haré.
Llegamos a la puerta de dirección. Soy el primero en tocar esperando que la directora Muñoz se encuentre dentro. Ojala esto resulte sencillo. Afortunadamente, la puerta se abre y ella se asoma. Su Sorpresa es inmediata al vernos, y es obvio, no acostumbrámos a venir juntos a recurrir su ayuda.
Que irónico suena eso.
— Buenas tardes. — saluda Luna. Yo la imito.
— ¿Ocurre algo?
— De hecho si. Queríamos hablar con usted, pero no se preocupe que no hemos hecho nada malo. Al menos por ahora. — digo.
Muñoz sonríe, lo cual siempre es bueno. Se hace a un lado y nos invita a pasar. Puedo notar el nerviosismo de Luna en todo momento, no tiene de que preocuparse, soy yo el que llevara las riendas de esta conversación. Y si todo resulta bien, próximamente seremos...bueno, lo que tengamos que ser. En lo deportivo obviamente.
— ¿En que puedo ayudarlos? — pregunta la directora, poniendo los codos sobre el escritorio, se acomoda los lentes y nos mira A través de estos.
— Vera, nosotros...estamos interesados en unirnos tanto al grupo de animadoras, como al equipo se basquet. — voy al grano.
— Eso es simple. ¿Tienen currículum...
— ¿Escolar? no, no tenemos. Y por eso mismo venimos ante usted.
