Esa mañana al abrir los ojos se dio cuenta de dos cosas. La primera, se encontraba en una habitación de motel y no en el camino de crucero. La segunda, su hermano roncaba pacíficamente en la cama de al lado.
Dean estaba roncando, estaba respirando. Dean estaba vivo, y eso fue suficiente para pasar una eternidad en el infierno.
Sam sonrió con la mirada empañada, no pasó mucho tiempo para que sus lágrimas bajaran por su rostro. Comenzó a llorar tan fuerte que tenía que hacer esfuerzos para poder respirar.
¡Su hermano estaba vivo! Sam cubrió su rostro con las manos, no queriendo despertar a Dean.
Dean estaba durmiendo cuando escuchó ruidos de llanto. Su hermanito lloraba como si la vida se le fuese en ello. Rápidamente se levantó de la cama y corrió a abrazar a Sam, quien se derritió en el abrazo como si quisiera fundirse con su cuerpo.
—Shhh Sammy ¿estás bien? —Dean revisó rápidamente a su hermano en busca de alguna herida, pero al no encontrar lesiones sólo le quedó esperar a que el chico se calmase— Trata de calmarte Sammy, estoy aquí. No me iré —comentó al sentir como Sam lo agarraba con tal fuerza que ningún niño de doce años tendría que tener.
Sam no se calmó y tampoco soltó el agarre con el que tenía sujeto a su hermano.
Era una situación tan abrumadora el poder sentir, oler y escuchar a Dean. Él había sostenido la mano fría de Dean, había asistido a su funeral de cazador, había estado llorando su muerte día y noche; y ahora, lo tenía de vuelta.
El exceso de emociones había llevado su pequeño cuerpo al cansancio, siendo sostenido por su hermano mayor en todo momento. Sam estaba en el cielo. Y más que el temor de ir al infierno, temía despertar y encontrarse en la casa de Bobby sin su hermano a su lado.
Todo el tiempo que Sam estuvo dormido, Dean lo sostuvo contra su pecho. Queriendo desentrañar todo lo malo en la vida de su hermanito y así poder solucionarlo sin importa si en el proceso tenía que cavar un par de tumbas.
Dean sintió cuando su hermano se empezó a despertar, siempre iniciaba con un pequeño pestañeo de párpados para luego desenroscarse como un gato.
—Hey chico —Dean murmuró en el cabello castaño de su hermano— ¿Cómo estás?
Sam se tomó su buen tiempo para contestar. Saboreando su segundo despertar, viendo que lo que sentía no era producto de su imaginación. Era real.
—Ahora que estas aquí, perfecto —Sam sabía que ya estaba grande para acurrucarse entre los brazos de su hermano, pero después de haberlo perdido siente que no quiere soltarlo.
—¿Dónde más estaría, tonto? —Dean molestó, notando lo extrañamente pegajoso que estaba su hermano.
—No lo sé —sonrió mientras se limpiaba con disimulo la cara y se separaba de Dean— Creo que estoy actuando un poco infantil. Lo siento.
Sam recordó que después de todo, parte del trato era que solo el pudiese recordar la muerte de su hermano.
—Hey, mírame. Recuerda que puedes contarme lo que quieras, yo siempre solucionó todo ¿no? —levantó la barbilla de Sam para mirarlo a los ojos— Palabra de hermano mayor —dijo cuando vio que nada estaba dando resultado y el niño seguía callado.
—Tu moriste —Sam contuvo el aliento al decirlo en voz alta— Moriste y mi mundo se fue al diablo, no podía seguir viviendo sin ya no ser tu hermano menor.
Dean se sintió morir al ver cuánto dolor reflejaban los ojos avellana de Sam, casi se vio tentado de sentir el dolor de su propio luto.
—Lo siento. Realmente lamento que hayas soñado algo así. Sabes que yo nunca te dejaría solo, yo sería capaz de morir por ti —comentó sin saber que sus heroicas palabras sólo revelaban la verdad. El sería capaz de morir por su hermano menor y así lo había hecho.
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Yo seré tu héroe
FanfictionPara un joven Sam Winchester su hermano mayor es su mundo, su superheroe. Nunca podría imaginarse una vida sin él, pero el destino es embustero y muchas veces se tuerce en nuestra contra. ¿Qué estarías dispuesto a dar con tal de no perder a esa pers...