«En un mundo lleno de sangre, dolor y perdición, una dura guerra entre los clanes está por comenzar: por un solo malentendido, el mundo de las sub-criaturas se verá enloquecido, comenzando una guerra en donde solo la raza más fuerte será la que domi...
El mundo, tal y como lo conocemos hoy en día, no podría decirse que es mágico, ni impredecible.
Podemos decir cuando va a suceder una guerra, perfectamente, y no nos equivocaríamos en qué grupo entrarían los países capitalistas y en cuál los comunistas.
También, podemos predecir que equipo ganará en la siguiente competición o partido, sea del deporte que sea. Obviamente diremos que ganará nuestro deportista o equipo favorito, pero porque los seres humanos no aceptamos un no por respuesta —y porque la cabezonería está en nuestra sangre desde tiempos inmemoriales—.
Es muy predecible también la política y cualquier tipo de revuelta que pueda haber alrededor de ella, puesto que hoy en día, los políticos solo se centran en los mismos tópicos, sean de derechas o de izquierdas; pensiones, educación, sanidad, derechos humanos, derechos laborales... Y siempre sabremos quién ganará en cada caso.
Pero, lo que no podemos aceptar los humanos es la magia y todo lo relacionado con lo sobrenatural. Bien nos pueden sentar a ver una película de terror o sobrenatural, y nosotros nos la creeremos, pero como es obvio, los espectadores o los lectores hacemos un pacto con la persona que realizo esa obra en donde prometemos creernos todo lo que se diga y traiga desde el momento en que empezamos hasta que dicha obra se acaba. Pero hasta ahí.
Fuera de cualquier libro, cuento, novela, película, cómic que sea de este estilo, no nos entra en la cabeza de que, allí fuera, puedan existir magos, vampiros u hombres lobos.
Pero, ¿qué me diríais si os confesase que...
de veras existen?
Sino me creéis, entrad en mi mundo y tomad asiento, esto va para largo.
Sara.
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