Letargo

77 5 0
                                    

    Yacía sobre una pradera dorada cubierto de arena en medio del espacio infinito que marcaba el horizonte, el sol perduraba imponente y cálido sobre mi torzo, me preguntaba por que mi padre me habría puesto en una situación como esta, no entendía el hecho de que derrepente ya no estuviera sobre las claras planicies del vergel celestial, mis alas estaban adoloridas y se sentían pesadas como si hubiesen sido golpeadas por un martillo incansablemente. Luego trate de enderezarme para poder divisar mejor el lugar en que me encontraba, y tal como pensé estaba en medio de un paraje desolador, en un desierto en medio de la nada, derrepente en la lejanía logré ver una pequeña sombra que se acercaba a paso lento, era un joven en un camello, logre contemplarlo en cuanto esté estubo tan cerca mío como para dirigirme la palabra, en ese entonces grande fue mi sorpresa ya que note que este pequeño hombre podía verme completamente como a cualquier humano y con bastante temor me pregunto qué de donde era y que hacia en medio de la nada, al parecer sintió temor de mi gran tamaño y sobre todo de mis alas, le dije que se tranquilizarse y que no tuviera miedo, le dije también que venía de muy lejos y que no sabía cómo llegué ahí y que no tenía idea de dónde me encontraba, esta persona entre medio nervioso y curioso me pregunto si necesitaba ayuda, ya que tenía heridas sobre mis brazos, mi pecho y mi espalda, no lo había notado hasta que el me dijo, todo lo que estaba viviendo era indicios de algo, las heridas, el insoportable peso de mis alas, la inmensa sed que sentía en ese momento, lo caliente que se sentía el sol sobre mi piel, no quería decirlo en su momento pero pareciera que mi poder se estaba desvaneciendo, me sentía adormecido y confundido, este joven me ayudó y me curo y cuando ya pude caminar, marche a la par de el afirmado en su camello, me ofreció llevarme a su casa y darme alimento y refugio hasta que se aclarace mi mente.

    Mientras la tarde se hacia presente y el sol perdía fuerza sobre las montañas, llegamos a un oasis que no estaba muy lejos de donde desperté, este lugar era en donde aquel hombre vivía junto a su señora y a hija pequeña, la situación me hizo sentir un poco aliviado al ver la humildad y sencillez de estas personas, seres alegres y agradecidos de lo que tienen y lo que son, sentimientos con el cual no estuve muy emparejado a lo largo de mi existencia ya no era guarda de nadie y no defendía el espíritus de ningún humano, mi anclaje y vínculo con esa especial persona se habían desvanecido completamente ya no sentía nada quizá un poco de libertad pero  también me sentía incompleto. Un poco más tarde de que ya su familia no se siéntese intimidada por mi presencia, a luz de las estrellas me senté en una piedra que estaba frente a una fogata, cuando derrepente sentí una tenue y aguda voz a mi derecha que me pregunto mientras miraba el fuego incesante que ardía de entre los leño de la fogara - de donde vienes ?- al oir yo le respondí alzando la cabeza y mirando fijamente hacia el firmamento - de entre el cielo y la estrellas no más allá de la luna ni muy cerca de las nubes - le contesté a esta pequeña niña, tras un ratos de silencio me volvió a preguntar - tu familia sabe que están tan lejos de tu hogar? - mi mente vagaba entre sentimientos de angustia y desamparo pero con total seguridad le respondí - creo que sí niña, creo que si - mientras tanto seguía pensando en que quizás este evento fortuito tenía algún trasfondo, a lo que está niña volvió irrumpir en el silencio de la noche preguntado nuevamente - los extrañas ? - la pregunta me tomo por sorpresa y fuera de las múltiples respuestas que pude dar decidí ser sincero con ella y conmigo mismo - la verdad no sé pequeña, estoy en una situación parecida al que vivió un hermano hace muchísimo tiempo atrás, el siguió el camino del rencor aún que sus motivó quizás eran válidos, los mismo aún son inconcretos he indefinidos, se dice entre angeles que nuestro nombre define nuestro propósito y nuestro destino, quizá eso me ayude en el camino del entendimiento, según mis hermanos soy joven, según ellos aún no cumplo mi cuota y aún no gano mi coro, quizá necesite un tiempo aquí en el reino de la mortalidad para definirme y recordar por qué fui llamado el Dios cremente por mi creador - luego de que diera mi punto vista le siguió un rato de silencio hasta que nuevamente está niña volvió hablar y preguntarme tímidamente bajo el gélido velo de la noche - y entonces cual es tu nombre ? - yo entonces torcí lentamente mi cabeza hacia donde estaba ella, la miré fijamente a los ojos y con firmeza le respondí - tu, solo dime Lehahiah.

El CaídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora