Capitulo 4.

3.2K 382 203
                                    


Promesas de amor.



-Hijo de su pinche madre, ¿quien vergas se cree ese imbécil?-. Escupía con odio para si mismo mientras caminaba sin rumbo fijo siendo observado por toda la gente que iba pasando.
Después de todo, no es común ver a una nación extranjera tirando pestes en un país tan diferente como lo era aquella nación.

Mexique, attendez...-.

El mencionado volteo hacia atrás encontrándose con la alta figura de su amigo de habla Francesa.

-¿Que pedo Canadá?... Pense que te habías quedado para hablar con "doña problemas mentales"-. Pregunto haciendo una pose ridícula para referirse al tercer Norteamericano.

-Mi hermano hizo mal, pero también fue culpa mía por no haberlo cayado a tiempo...-. Decía algo cansado mirando al hispano quien con una sonrisa comenzaba a negar con la cabeza.

-No, no compadre, el que lleves la misma sangre que ese zopilote de agua puerca no quiere decir que debas de llevarte la mitad de todas las metida de pata que haga -. Hablaba mientras le echaba aire con su sombrero, parecía que llevaba bastante tiempo corriendo detrás de el. -El ya esta grandecito como para que vea las cosas por si solo -.

-Temo que sus dirigentes lo vuelvan ciego...-. Menciono con tono decaído mirando por donde habían venido. -Se que el es demasiado drástico y actúa sin pensar, pero es mi hermano México, y temo que si lo dejamos, el enserio podría herirse a si mismo -.

México miro como el Canadiense se ponía cabizbajo ante aquella idea, que aunque no fuera a admitirlo también le causaba miedo, el latino camino hasta donde estaba su amigo y le tomo el rostro con ambas manos obligando le a mirarle a los ojos.

-Escúcheme bien señorito, el gringo nunca se va a poder deshacer de nosotros, por que como vecinos que somos sus problemas son nuestros y mientras quede vida en este hermoso cuerpesito que me cargo el cabrón no va a hacer ninguna pendejada, !!!y si tengo que bailar con la huesuda para evitarlo que así sea pues!!-.

El de blanco y rojo sonrió ante la tenacidad y pasión que desbordaba su vecino, con cuidado aparto las manos del Mexicano de su rostro para ponerse a su altura y regalarle un abrazo sincero. 

 -Gracias México, aveces no se que haría sin tu apoyo...-. Le susurro abrazándolo con mas fuerza 

México siguió con el abrazo unos segundos mas para después separase para mala suerte del contrario. -jeje, ya esta bueno de tanta joteria por un día, vamos a buscar un lugar donde desayunar que la mera verdad me ruge horrible la tripa -. Pedía mientras que aun sujetando la mano de su amigo le pedía que fueran a algún restaurante cercano.

Canadá solo asintió dejando llevarse por el mas chico quien como niño pequeño iba buscando de tienda en tienda alguna que le llamara la atención, pero cada uno de sus movimientos era admirado por la cálida y gentil mirada de su compañero; su sonrisa, su ser tan colorido, su ser tan alegre y contagioso solo hacían al mas alto preguntarse como es que aun podía fingir solo tener un interés amistoso hacia su persona,pero hoy eso cambiaría.
El haber ocultado por tanto tiempo su amor le había dado la oportunidad de pensarlo todo, tras la junta de hoy le pediría una oportunidad para hacerle feliz y así ganarse su amor de una forma honesta y especial, tal y como lo era el, tenia miedo de ser rechazado y por consecuente perder su amistad, pero ya nada le importaba, el sentir la cálida mano del latino solo lo hacia sentirse mas emocionado, el sabia que en un futuro aquella mano que sostenía con delicadeza podría llevar un anillo y que aquellos ojos llenos de pasión iluminarían todas sus mañana, para el era motivo suficiente para mover montañas enteras, y teniendo a dios como testigo, haría eso y mas por el Mexicano

El valor de un Azteca (CanMex / UsaMex).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora