6. Visita sorpresa

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Llegó el fin de semana, ya era sábado, mi mamá se había ido ayer y yo estaba terminando de alistarme para ir a casa de Liam, quién pasaría por mí en menos de veinte minutos.

Ahora que lo recuerdo, olvidé decirle a mis padres que iba a salir, y no he terminado mi tarea del todo. Ojalá mi padre sea comprensivo.

Con esa inseguridad, decidí ir al cuarto de Daniela para que me de apoyo moral y me ayude a salir de mi momento de mariconés. Llego y entro sin tocar la puerta, ella deja de hacer su tarea para verme y se hecha en su cama.

— ¿Qué pasa Diana?

— Tengo un problema.

— ¿Otra vez una polilla grande en tu cuarto? — se ríe, yo le tengo una pequeña fobia a las polillas, no sé porqué otras personas lo ven gracioso.

— No, esta vez no — dije rodando los ojos y sentándome en el borde de la cama.

—¿Entonces?

— Hoy voy a salir, y olvidé decirle a mis padres...

— Fue un gusto tener una hermana mayor mientras duró — y me sonríe sarcástica.

— Necesito decirle a mi papá, vendrán por mí en menos de veinte minutos, ¡ayúdame Daniela! — hablo preocupada y haciendo un puchero.

— ¿Terminaste tus tareas?

— No... — susurré.

— ¡Diana! ¿Cómo quieres que te ayude si no pones de tu parte? — puso sus manos en jarra — mi papá no te dejará salir si recién le avisas y encima que no has terminado tus tareas.

— Aish ... Ya no sé qué hacer.

— Cancela tu salida.

No podía hacer eso, ya me comprometí con Liam para ayudarlo, y ahora decirle que no ... Yo lo veo muy mal, no es propio de mí hacer esas cosas.

— No puedo, tengo que hablar con mi papá.

Con la valentía que agarré en ese momento salí del cuarto de Daniela para dirigirme al estudio de mi padre. Toqué dos veces la puerta y escuché un "adelante", tomé todo el aire que pude y entré, pero al ver a mi papá lo solté y el miedo comenzó a apoderarse de mí.

— Hola papá...

— ¿Qué pasa, hija? Estoy un poco ocupado.

Cerré los ojos, apreté los puños y lo solté lo más rápido que pude.

— Quedé en salir hoy pero no les dije ni a ti ni a mamá, y ahora estoy esperando a que lleguen por mí y necesito por favor que me dejes ir.

Abrí los ojos y mi papá estaba serio con sus manos juntas en la mesa, supongo que pensando qué me va a decir. Yo en ese momento estaba muy nerviosa y creo que mi papá lo notó, solo espero que no sea tan duro conmigo.

— Está bien, puedes ir — dijo de repente.

Abrí más los ojos sorprendida porque no me esperaba esa respuesta.

— ¿En...en serio? — dije con una so risa tímida y aún con el corazón en la garganta.

— Si, porque supongo que habrás terminado tus tareas y por eso has quedado, ¿no?

La esperanza que estaba subiendo cayó directo al sub suelo, siento que esto no va a salir bien.

— No he terminado, me falta un curso nada más, pero prometo terminar cuando lle...

— No Diana — me interrumpió y se paró de su silla.

— Pero papá, yo ya había quedado... — me volvió a interrumpir.

¿Consejera en el amor? ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora