Segunda parte: Doubts.
Perrie
Camino en la oscuridad, buscando alguna luz que me indique a dónde ir, o aún más importante: dónde estoy. Todo es confuso.
Escucho murmullos, que me indican que no estoy sola, pero no reconozco ninguna voz, nadie se acerca a mí.
De repente, los murmullos suben de nivel, hasta convertirse en gritos. La oscuridad sigue presente.
Algunas luces se encienden y logro distinguir rostros femeninos, ninguno conocido. Pero hay algo en común en todos ellos: miradas cargadas de odio, disgusto. Se acercan lentamente y sus exclamaciones se hacen claras:
–¡Aléjate de él, no lo mereces!
–¡Lo estás arruinando todo!
–¡Todo esto es tu culpa!
–¡Él nos prefiere a nosotros!
–¡Ni siquiera lo intentes, bruja!
–¡Vete y será mejor para todos!
–¡Déjalo en paz!
–¡Él ni te quiere!
Las lágrimas ya han dejado mis ojos hace mucho tiempo y algo muy dentro de mí quiere gritar: ¡No! ¡Basta! ¡No es verdad!
No es verdad.
De eso me quiero convencer. Pero por otro lado, algo más me dice: Sabes que es cierto. Todo lo que dicen es verdad.
Los gritos empiezan a hacerse indescifrables de nuevo mientras se acercan más a mí. Me siento débil, derrotada. Caigo de rodillas al suelo.
–¿Qué está pasando aquí? –escucho una voz másculina demandar.
Los gritos cesan. Las personas a mi alrededor se alejan poco a poco, perdiéndose en la penumbra, mientras un hombre se hace paso entre la multitud. Es él.
–Zayn... –es lo único que logra escaparse de mis labios. Con las pocas fuerzas que logro acumular me levanto y corro a abrazarle. Una vez que mis brazos se encuentran a su alrededor, sus brazos, en lugar de abrazarme de vuelta, viajan a mi abdomen, empujándome hacia atrás bruscamente. Confundida, le miro a los ojos. Algo ha cambiado en ellos. Me observan despectivamente, fríos, inexpresivos.
–¡¿Qué te pasa?! –me grita, furioso.
–Yo... yo... yo sólo... creí que... que... –digo vacilante, pero algo en mi interior me dice que hay algo importante que debo preguntar:– ¿P-por qué n-no pu-puedo abrazarte? –logro articular.
Me mira un par de segundos con el ceño fruncido y, de la nada, una risa escapa de sus labios. Pero su sonido no es armonioso. Es casi... cruel.
–Querida Perrie... –comienza, su voz contiene un tono de dulzura fingido– Esto se acabó.
–¿Q-qué co-cosa? –tiemblo, temiendo lo peor.
–Nosotros, nena, se terminó.
Mis ojos se cierran fuertemente, pero las lágrimas no paran de descender de ellos.
Se acabó.
.
Abro mis ojos de golpe y observo a mi alrededor, la claridad me rodea. Suspiro pesadamente, todo fue un sueño. Bueno, a quién engaño, fue una pesadilla. La peor de todas.
Volteo hacia el lado izquierdo de la cama. Mi sorpresa es grande al no ver a Zayn junto a mí. Usualmente, él despierta mucho más tarde que yo.
«¿Sólo una pesadilla?» –algo grita en mi interior.
El pánico me recorre. ¿Y si en serio se fue? ¿Si decidió irse porque sí?
Mis dudas cesan en el segundo en el que veo un papelito amarillo pegado al espejo. Me levanto y lo tomo. El alivio recorre mi cuerpo al reconocer su letra.
"Pezza, me han llamado temprano. Tengo una reunión con Modest! toda la mañana. Volveré a la una.
Te quiero xx"
Mi rostro dibuja una pequeña sonrisa.
{. . .}
Estaba en pijamas, viendo Criminal Minds en el sofá de la sala. No hay mejor manera de pasar mi viernes por la mañana, sin duda.
Estaba muy concentrada viendo cómo Morgan y JJ arrestaban al asesino-violador-asaltante responsable de los últimos crímenes cometidos en Filadelfia. El agente Reid le recitaba sus derechos.
–¡Eso! ¡Para que aprenda! –grito a la pantalla, llevándome una cucharada de cereal a la boca.
De repente, el timbre suena, interrumpiendo mis insultos al criminal de la pantalla.
Frunzo el ceño. ¿Quién será? Zayn dijo que volvería después de mediodía y, además, tiene llaves.
Me levanto a abrir mientras pienso en las posibilidades. ¿Alguna de las chicas? No lo creo. Conociendo a Jesy y Leigh-Anne, anoche de seguro fueron a alguna fiesta, aprovechando que hoy teníamos el día libre, y aún seguirían durmiendo. Y Jade simplemente no vendría sin avisar.
Estaba a punto de girar el pomo de la puerta cuando un pensamiento espeluznante invade mi mente: ¿Y si el asesino-violador-asaltante escuchó todo lo que dije y vino por mí?
Retrocedo y me detengo a pensar. Rápidamente me río mentalmente de mí misma. Hoy estoy algo paranoica, trato de convencerme. Abro la puerta aún con una leve pizca de miedo.
Me relajo por un momento al ver a una mujer guapa y arreglada frente a mí.
¿Y si el violador-asaltante-asesino se vistió de mujer para ganar mi confianza y luego violarme/asaltarme/asesinarme?
¿Qué? Es una posibilidad.
–¿Señorita? ¿Me está escuchando? –pregunta la mujer.
–Oh, disculpe. ¿Qué se le ofrece? –pregunto amablemente.
Sonríe.
–Soy representante de la compañía TravellingLife. Vengo a presentarle nuestro último paquete de viajes. Es bastante económico, con destino a Grecia. Verá, nuestros hoteles tien...
–Oh, lo siento, por el momento no estoy interesada en salir de viaje. Gracias, señorita –la interrumpo y me despido de la manera más amable que encuentro. Quiero seguir viendo el sexy rostro de Reid.
«Vaya, ¿qué pasaría si Zayn te escuchara decir eso?»
Shh, él no lo tiene que saber.
La puerta está casi cerrada cuando escucho a la mujer decir:
–¿Nunca se ha sentido tan presionada que lo único que quiere hacer es explotar? ¿No ha querido salir de sus problemas por al menos un rato? ¿No le gustaría escaparse de lo que le rodea? ¿No ha deseado alguna vez alejarse y sentirse sin preocupaciones? ¿Convencerse de que todo está bien durante al menos un instante?
Su monólogo, que a cualquier otra persona en sus cinco sentidos le parecería más bien una táctica ensayada para convencer a los compradores, realmente me llama la atención. Abro la puerta de nuevo y observo a la mujer durante un par de segundos, insegura de qué decir. La mujer me dedica una sonrisa.
–Veo que aún está indecisa. Le daré tiempo. Aquí está mi tarjeta –me tiende un pequeño cartón blanco–. Soy Georgia, llámeme cuando pueda –me guiña un ojo y se aleja de mi casa, haciendo resonar sus tacones.
{Foto Zerrie en multimedia}
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Say Something {Zerrie}
Romance❝-¡Di algo! Estoy renunciando a ti -gritó, al borde de las lágrimas. -Bien -masculló-. Vete❞