Prólogo

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Pov's Yujiro:

La guerra, un concepto y un hecho en si mismo estúpido, no lo ven los hombres que hablan de ella como si ir a una fuera el acto más honorable y auténtico del mundo cuando no es más que un lugar para la miseria, los locos y los desesperados, donde no aguarda grandeza sino la pena y la oscuridad.

¿Acaso son tan ciegos que no lo ven? ¿Tan estúpidos son? ¿De verdad creen en las alabanzas a la guerra?

Hasta yo mismo, siendo un mocoso estupido, sabía que iría a matar y a sobrevivir, solo yo contra dos ejércitos, tal vez uno si veían mis intenciones de destruir al ejército invasor y mostrar mi poder.

Después de todo, yo siendo Yijiro Hanma, ansioso de probar mis habilidades, mi fuerza y mi valor para demostrar que puedo superar a esa vergüenza de hombre que me concibió, me he dado cuenta, que no conseguí nada más que una meta vacía.

Estoy vacío a pesar de lograr subyugar al ejército más poderoso del mundo, me siento sin lugar no solo como un guerrero, no solo como un Hanma, no solo como aquel pude someter un ejército, o como una creatura que el mundo teme su ira sino algo más complejo, estoy vacío como ser.

Vacío, la guerra mostró solo la verdad, no es más que una masacre estúpida y sin fin, donde no encuentro satisfacción en las peleas, en la guerra ... estoy vacío. Algo que jamás experimente, que nunca pensé sentir y que la sangre y la batalla me han dado.

Y por eso hoy estoy aquí, después de estudiar y comer en una suit de lujo, después de aterrorizar a los gobernantes con mi llegada. Apesar de todo, de intentar alejarme de todo lo que representaba y llego a amar aquel hombre, aquella escoria, me trae de vuelta a mi lugar de nacimiento y crecimiento, así es, estoy de vuelta en Japón.

Mientras caminando en las oscuras calles una ciudad al azar, dando pasos tranquilo por los barrios de la más baja clase solo me muestra nuevamente la verdad, y me trae el vacío, aquí donde abunda la delincuencia, los excesos y los parias, tal vez encuentre respuestas.

La verdad, los parias del mundo, los debiles de cuerpo y mente se enfrentan a los débiles de cuerpo, que lástima me dan ambos. Siete débiles hombres contra una débil y hermosa mujer.

- ¡Dejenme! -Intento pedir ayuda inútilmente mientras golpeaba a un hombre e impedía que otro se aceque- ¡Solo intento llegar a mi hogar! -

- Maldita puta -saco una miserable arma para un miserable sujeto- Te lo advertí, era mejor que no te resistieras y tal vez lo ibas a disfrutar -

Me moví, tal vez por curiosidad, tal vez por honor, tal vez por la belleza de aquella mujer, tal vez solo por disfruté y destroce aquélla miserable arma junto con su miserable mano mientras de un manotazo mandé volando a otro, desgraciados sean los marginados que atacan otros marguinados.

Intentaron luchar, intentaron sobreponerse ante mí, pero no encuentro mayor satisfacción en sus huesos rotos que se atrevieron a lastimar a esa belleza que en la sangre de los soldados débiles que intentaron luchar con todas sus fuerzas contra mi.

- Gracias -¿Agradeció aquella mujer desconocida?- Muchas gracias -

Si el mundo fuera conciente de este hecho los periódicos escribirían que 'El ogro' tomó aquella mujer entre sus brazos como lo más fragil y querido que tuviera, pero únicamente yo conozco la verdad y no es más un hecho simple pero inentendible para el mundo, este ser me trae curiosidad y tal vez me traiga respuestas.

Ningun hospital se negará a atender sus heridas de esta mujer, ya sea por su código o por el miedo de mi existencia, el miedo a mi furia y a mi nombre, y viendola detenidamente es una creatura extraña, a diferencia mía que soy la fuerza encarnada, esta miserable creatura es la debilidad hecha carne.

Hanma Kenikhi: El hijo del ogroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora