Capítulo 4

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Ann

Ha pasado una semana desde aquel día con los cazadores, sinceramente no sé como me recupere tan pronto, siento como si no hubiera pasado nada, aunque a veces creía que no volvería a volar, pero creo que solo fue exageración mía.

A pesar de que mi casa está literalmente a lado, no sé por qué me quedé un tiempo más es la casa de Ethan, supongo que fue por los nervios de qué me pasaría por la herida, pero siendo sincera, me agrado mucho estar en su casa, de alguna manera se sentía una calidez agradable, además de que Ethan siempre hablaba conmigo como si pudiera contestarle, aunque no podía, todas esas veces, quise también hablar con él.

Aunque solo fue una semana, pude conocer un poco más a Ethan; tengo que decir que es un poco torpe, divertido y viéndolo de cerca, tiene lindos ojos color miel, le gusta ver el cielo, se queda sentado viendo el cielo por horas, como yo ahora mismo.

Solo observaba como pronto comenzaría el atardecer, supongo que Ethan y yo compartimos ese gusto por el ver el cielo.
Hablando del rey de Roma, escuche como se abría la puerta principal, supongo que Ethan acaba de llegar del trabajo que recién consiguió.

—Ya regresé, ¿cómo estas? —Dijo entrando a la habitación y dejando sus cosas sobre la cama. Yo solo lo miré. —Supondré que bien, se te nota en la cara. —dijo sonriendo y soltando una risita.

—Me meteré a bañar. —Dijo mientras entraba al baño.

Yo solo seguí observando el cielo, me gusta ver como puede cambiar tanto de color, es muy lindo.

—Creo que ya estás mejor, ¿no? —dijo  mientras secaba su cabello. —En serio que tu ala se sano rápido. —Dijo extendiendo mi ala cuidadosamente.

—Creo que ya es hora de que regreses a casa.

Puso su brazo frente a mi para subir en el, y se dirijo a la entrada, abrió la puerta cuidadosamente y salió. Observamos por algunos segundos el atardecer; pronto oscurecerá.

—Vamos, antes de que se haga de noche. —Dijo mientras caminaba hacia el bosque.

Se detuvo y me miró. —Puedes regresar a tu hogar, no te detendré. —Dijo sonriendo, pero con un poco de tristeza.

Solo lo voltee a ver. No quiero irme, quisiera quedarme más tiempo, pero se muy bien que no va a pasar, no puedo seguir así.

Extendí mis alas y me aleje un poco, solo pude ver como se despedía a lo lejos. No sé lo que estoy sintiendo, es…  extraño.

Regrese a casa me di una ducha. Tenía muchas cosas dando vueltas en mi cabeza, incluido lo de que le diré a mi jefe por faltar esta semana, tendré que ir mañana temprano para decirle lo que pasó, bueno, no, mentir sobre lo que pasó.

Salí de la ducha me cambie y observe el cielo estrellado por la ventana.

Aún seguían los pensamientos, me comenzaba a frustrar por cómo lo haré y la confusión.

Me convertí en un águila y fui hacia la ciudad. Es un poco tranquila, y pequeña, a pesar de que hay varias tiendas. Pero por eso mismo me gusta ir ahí, hay ruido, pero a la vez también es tranquilo.

Me quede en el techo de un edificio, admirando el cielo, que a decir verdad no se apreciaba mucho las estrellas, pero aun así tenía esa chispa que me encantaba. Me recosté y sentía como me comenzaban a pesar los ojos.

Pero un leve sonido hizo que me levantará de mi lugar. Era un sonido no muy fuerte, pero sabía de donde venia; del callejón de aun lado del edificio.

Me asome por una orilla de la azotea para ver, solo podía ver varias cajas y basura, se veía realmente sucio. Un leve maullido se escucho del fondo del callejón.

Baje rápidamente, y los vi, eran 3 gatitos; se veían sucios y muy delgados.

—¿Dónde está su mamá?— Dije con un tono bajo, mientras me acercaba lentamente.

Los gatitos se acercaron sin ningún temor, eran muy cariñosos. Cargue a uno, tenía su piel con pequeñas heridas y se le notaban sus huesos.

No sé si sería malo llevarlos a casa, pero sinceramente pienso que lo necesitan, y no creo que haya alguna veterinaria abierta a esta hora para llevarlos.

Tome a los tres cuidadosamente y cargue en brazos. Supongo que voy tener que caminar a casa, por suerte no es mucho camino.

—Pronto estarán bien, se los prometo. —Dije con mientras sonreía cálidamente.


“Yo cuidare de ustedes el tiempo que sea necesario”

Mimetista [Cancelada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora