VI

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"En caso de visita de Ron y Hermione

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"En caso de visita de Ron y Hermione..."

Luego de un almuerzo de lo más variado (comida tan elegante que no podía ni pronunciar el nombre, hasta una selección de tartas de melaza, que, por lo que pudo ver, sólo eran probadas por Lily y él), Narcissa los acompañó a una de las chimeneas. Cuando la observó besar las cabezas de sus nietos, uno a uno, Harry estuvo seguro de que no podría volver a verla como una mujer superficial y repugnante; había demasiada alegría y adoración en su rostro, cuando escuchaba a las niñas hablar y James le daba un abrazo flojo, para que así fuese.

La mujer incluso le dio un beso en la mejilla a él, que aturdido y avergonzado, casi se olvida de cómo debía gritar para ser llevado a la casa de su versión adulta.

Tan pronto como salió de la chimenea, encontró a Cissy, convenciendo a su hermana de quién sabe qué (sólo tenía que ver sus caras para saber que ella le susurraba algo y Lily le daba la razón), y a James con la cabeza echada hacia atrás, los ojos en el collage de fotos. Mientras oía los pasos apresurados de las niñas por la casa, se paró a su lado, y observaron juntos las fotografías por unos momentos. Luego sintió una pequeña mano en la muñeca, que jaló para capturar su atención.

—Incluso si sale mal, papá va a volver, ¿cierto?

Harry enseguida le aseguró que sí, recordándole que su papá no dejaría a ninguno de ellos, hecho del que se convencía cada vez más. Y para su sorpresa, que ese conjunto incluyese a Draco, sonaba un poco menos descabellado que cuando despertó allí.

Cuando logró calmarlo, de alguna manera, se vio envuelto en los juegos de los tres. James resultó ser fanático del Quidditch (lo único en lo que no estaba de acuerdo con su padre, le confesó con una risita, era que pensaba que Irlanda tenía un mejor equipo que Bulgaria), y en su escoba de prácticas que no ascendía más de dos metros y medio, podía maniobrar por toda la casa y perseguir a sus hermanas. Harry era invadido por una mezcla de orgullo demasiado grande, teñida con preocupación paternal, que lo hacía estar más que atento a cada movimiento, en caso de que le sucediese algo.

Acababa de envolver un brazo en torno a Cissy, desde la escoba, y alzarla en el aire, mientras James perseguía a una escurridiza Lily, cuando escucharon la chimenea. El niño se olvidó por completo del juego, casi saltando de la escoba para correr a recibir a Malfoy, y Lily también se movió rápido.

Harry intercambió una mirada con Cissy, colgada de su brazo, que apenas tenía aliento por la risa que soltó al ser cargada, y luego la subió a la escoba, delante de él, donde podía tenerla en medio del resguardo de ambos brazos. Volaron juntos, sin prisas, hacia la sala donde estaba conectada la red flú.

Nada más llegar, se percató de que Malfoy ya tenía a Lily en brazos, y a James pegado a un costado. La pequeña le envolvía el cuello y enterraba el rostro en su hombro, mientras el niño tenía la cabeza levantada para verlo, la barbilla presionada contra su torso, y recibía caricias en el desordenado cabello, a medida que le hablaba con una sonrisa.

Las puertas que no deben abrirseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora