Requiem (Réquiem)

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¡Hola!

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Muchísimas gracias por continuar aquí a pesar de las largas pausas entre capítulos 😥 y  aún así dejar sus comentarios DaianaVelazquez, MaryPlaza8, Mkijud, RebeFernandez5, JessyHdl, AngelicaArrazolaHern, MaraGilMartnez, JennyR-73, crisalecbloom, GladysElizabethGrego, kari890212, ElizabethHernande381, BiancaCarrillo1, Marialuli66, iAkasha, SamanthaAndy1807, AliceKaeru, VanyMa3, WeiYingGusuLan, montirroch, IlmrTolkien, alba830404, CiomyBane, SoledadReyes709, Vany5ita, akumaquee, GrisslyMarquez, Mara_pudin, user30239949, Malecmine99, YilingLaozuLan, Beautiful-die, no_ytumama, Emmasagre, yolixluz, kaliope98💜💛💜

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También a quienes continúan leyendo y dejando sus votos 💙💚💙

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Sé que están enojados con Magnus y los entiendo muy bien. Alec la esta pasando muy mal ahora. Pero como dicen por ahí, ellos siempre encuentran su camino al otro 😊 Así que quizás haya una luz al final de este túnel.

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Magnus luchó contra la pesadez que se había posado sobre sus párpados. El peso de una noche sin dormir tirando de ellos más y más hacia abajo hasta que sólo hubo una grieta de tenue luz fluorescente filtrando a lo largo de sus bordes. La habitación estaba en silencio, excepto por el sonido constante del monitor cardíaco acompañado del silbido de un respirador de bombeo continuo. Juntos establecían un ritmo que sólo volvía su lucha contra el sueño mucho más desafiante. Magnus había empujado un voluminoso sillón reclinable desde la esquina de la habitación justo al lado de la cama de Alec, dejándolo tan cerca como pudo. Se inclinó hacia adelante para poder alcanzar la mano no lastimada de Alec y la sostuvo con cuidado para no tocar la IV en la parte superior. Sólo había espacio suficiente para que Magnus entrelazara sus dedos con los suyos dejando su pulgar libre para frotar pequeños círculos tranquilizadores contra su piel. Quería que Alec supiera que no estaba solo.

La espera había sido horrible. Cuando el helicóptero aterrizó en el hospital de la Universidad de Colorado, un equipo médico estaba en el techo esperando su llegada. Inmediatamente se llevaron a Alec, dejando a Magnus con una enfermera que lo condujo a la sala de espera de emergencias. Durante tres horas, Magnus se paseó de un lado a otro, retorciéndose las manos, entre ataques de llanto, de desesperación y rabia. Nunca había experimentado un momento tan traumático en toda su vida. Cada 10 minutos había estado en la estación de enfermería pidiendo actualizaciones, sus ojos hinchados y su voz destrozada. Las enfermeras habían sido amables con él, al ver lo terriblemente angustiado que estaba, ofreciéndole toda la información que podían dar. Lo peor era no saber, y la mente de Magnus sólo se desviaba hacia los resultados más inimaginables y devastadores.

Cuando el médico de la sala de emergencias finalmente salió a la sala de espera, le explicó a Magnus que Alec había sufrido un traumatismo violento en la cabeza y el pecho, lo que había provocado una conmoción cerebral grave, tres costillas rotas y un pulmón magullado. Afortunadamente, no había signos de hematoma subdural, pero la 'contusión pulmonar', como la había llamado el médico, debería ser vigilada de cerca. Había preocupación porque la respiración lenta y dificultosa de Alec podría resultar en una acumulación de líquido en los pulmones, por ello le habían puesto un ventilador. Magnus no era un experto en medicina, pero sabía que eso era muy serio. Sin embargo, el médico insistió en que era la mejor forma de curar su pulmón, mientras que su sangre podía ser oxigenada adecuadamente. El permanecer sedado evitaría que Alec moviera su mano hasta que llegara el cirujano. Al ver el estado de angustia emocional de Magnus, el médico le aseguró que las lesiones de Alec estaban estabilizadas y que había pasado de 'crítico' a 'estable'. Le retirarían el ventilador tan pronto como su pulmón mostrara mejoría. La mano de Alec desafortunadamente era un asunto completamente distinto. Habían limpiado la herida y la habían envuelto sin apretar en una gasa hasta que pudiera evaluarse más. Magnus ya había contactado al mejor cirujano de manos que conocía en Los Ángeles, el Dr. Kevin Carson. Llegaría a primera hora de la mañana, habiendo dejado todo cuando recibió la llamada de Magnus. Prometió que haría del caso de Alec su máxima prioridad.

Sinfonía Agidulce - Bittersweet SymphonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora