Finale (Final)

621 57 81
                                    

¡Hola!

Una vez más muchas, muchas gracias por continuar aquí y dejar algún comentario a pesar de que no he podido contestar cómo se debe DaianaVelazquez, MaryPlaza8, Mkijud, RebeFernandez5, JessyHdl, AngelicaArrazolaHern, MaraGilMartnez, JennyR-73, crisalecbloom, GladysElizabethGrego, kari890212, ElizabethHernande381, BiancaCarrillo1, Marialuli66, iAkasha, SamanthaAndy1807, AliceKaeru, VanyMa3, WeiYingGusuLan, montirroch, IlmrTolkien, alba830404, CiomyBane, SoledadReyes709, Vany5ita, akumaquee, GrisslyMarquez, Mara_pudin, user30239949, Malecmine99, YilingLaozuLan, Beautiful-die, no_ytumama, Emmasagre, yolixluz, kaliope98, DianaMartel451, mamademia💜💛💜

.

Y mil gracias a quienes continúan por aquí leyendo y dejando un voto 💛💚💛
.

.

Llegamos al capítulo final...

.

.

.

************************************************************************************************************************************************************************

.

.

.

.

Magnus conducía detrás del brillante Dodge Charger negro de Jace siguiéndolo de cerca mientras avanzaban lentamente por la sinuosa carretera de montaña y regresaban a la ciudad, con cuidado de no levantar sospechas. Cuando ambos autos se fusionaron con la cinta oscura de la carretera que los alejaría de Aspen, ninguno sintió el deseo de mirar atrás con nostalgia por el espejo retrovisor. Se alegraron de irse y agradecieron a Ragnor por haberse quedado para lidiar con las consecuencias de lo que acababa de suceder. Por supuesto, sabían que eventualmente tendrían que regresar, esta pesadilla estaba lejos de haber terminado, pero por ahora el objetivo era poner la mayor distancia posible entre ellos y el cadáver de Valentine.

Pensando en los horrores que habían dejado atrás, Magnus todavía estaba impactado. Su pulso palpitaba dolorosamente contra sus sienes haciendo que su visión se tornara borrosa, y sus palmas estaban tan resbaladizas por el sudor que se deslizaban torpemente contra el volante envuelto en cuero mientras hacía todo lo posible para mantener el auto entre las líneas blancas y amarillas. No miró el tráfico mientras pasaba, sólo se enfocó en las dos luces traseras del auto de Jace frente a él, sabiendo que lo llevarían de regreso al hospital, de regreso a Alec. Eso era lo único que le importaba ahora.

Apenas a unas pocas millas del viaje, los pensamientos de Magnus se alejaron, arrullado por el monótono rugido del pavimento debajo de sus ruedas. Su mente retrocedió en el tiempo hasta que quedó atrapada en un bucle, repitiendo los mismos horripilantes eventos de la noche una y otra vez. Recordó la expresión de asombro de su padre cuando se disparó la pistola, el círculo de sangre en expansión en el centro de su pecho y el golpe seco de su cabeza golpeando el suelo. Parecía un sueño, una extraña manifestación de la parte más oscura de su subconsciente. Uno de esos deseos ocultos que nunca le expresas a nadie, pero que tienes en algún lugar en lo profundo de ti mismo, sabiendo que si alguna vez se hiciera realidad, el resultado te traería una paz inconmensurable. Era casi imposible comprender que las visiones en su mente eran recuerdos reales. Magnus apretó el volante e intentó reenfocar sus pensamientos sobre el presente, pero resistir las visiones parecía inútil.

De lo que comenzaba a darse cuenta lentamente era que la muerte de Valentine había soltado un conjunto de cadenas invisibles que lo habían atado a una vida endeudada. El impacto repentino de una bala fatídica había abierto los grilletes de su carne cansada del mundo, liberándolo finalmente. Ni siquiera se dio cuenta de que había comenzado a llorar hasta que sintió la humedad en sus mejillas enfriada por el aire acondicionado del automóvil. Dejando su piel helada. Estirando una mano para tocar su propia cara, Magnus sintió que las lágrimas habían salido de otra persona. No de un extraño, sino más bien un amigo perdido hace mucho tiempo, uno que no había visto en muchos años. Esta familiar persona que se elevaba desde las profundidades, que había aguantado la respiración bajo el agua durante demasiado tiempo, resurgió para aspirar agradecidos tragos de aire congelado en sus pulmones acuosos. Magnus reconoció esta versión más joven y más optimista de sí mismo. La había visto por última vez en Filadelfia hace tantos años, el día que se había marchado para buscar el lugar que le correspondía en el mundo sólo para encontrar peligro y traición al acecho. Había sido un largo viaje a través de la suciedad, la oscuridad y el dolor, pero de alguna manera había encontrado la salida. Realmente era un milagro, uno que no se había atrevido a esperar.

Sinfonía Agidulce - Bittersweet SymphonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora