Hay estaba parado al borde de ese puente mirando hacia el agua que se arremolinaba en la superficie.
Habían pasado tres meses desde que mi preciosa Elena se fue de este mundo.
Me preguntaba porque aún no había muerto. ¿Que me tenía atado a este mundo si ella ya no estaba?. Aún no sabía que seguía asiendo aquí.
Mire una vez más al vacío, mi led parpadeaba intermitente entre amarillo y rojo. Mire mis manos y hay en mi dedo anular estaba el anillo que no me atrevía a quitar, era como si se hubiese fundido con mi cuerpo mecánico. Era lo único que me quedaba de ella.
Durante un segundo mientras decidía presipitarme al vacío, el recuerdo de Hank cruzo por mi mente y me sentí tremendamente culpable.
Se que el aun me esperaba en Detroit, le había tenido que engañar para que pensara que era un viaje de trabajo y nada más. La verdad es que me había venido a San Francisco para poder ver por mi mismo este puente suicida llamado Golden Gate.
El teniente siempre ha estado apoyándome y ahora más que nunca y estaba muy agradecido por eso.
Pero sabía que no me iba a recuperar de esta perdida he estado en modo automático desde ese día. No vivo simplemente existo.
He perdido toda felicidad ya no hay sonrisas. Todas mis emociones se fueron junto con Elena, no quería mostrarles mis sentimientos a nadie más, ella era mi único amor y siempre lo será.
~Ring Ring~
El teléfono en mi sistema me aviso de una llamada la cual respondí sabiendo muy bien quien era..
-Buenas tardes Teniente- salude cortésmente como era habitual. Se escucho un suspirio del otro lado de la liña. - ¿Como estas Con? ¿Como va la investigación? - era genuina curiosidad sobre mi estatus de salud -Todo esta saliendo muy bien Teniente, me encuentro bien y la investigación va encaminada- sone lo más tranquilo y monótono posible. - Bien es bueno oírlo hijo, Sumo ya comienza a extrañarte, esperamos que puedas volver pronto a casa - había un poco de pesar en su voz. -No se preocupe Teniente, estaré halla muy pronto, porfavor cuídese. - Y la llamada termino
Baje de la baranda de ese puente, y me fui de halli. Ya sabia quien aun me seguía atando a este mundo, y trataría de no desepcionarlo.
