3. Amigos

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A la mañana siguiente, Hanji se despertó muy temprano para comenzar el día. Iba por los pasillos golpeando las puertas de las habitaciones para que todos comenzaran a despertarse. Pero al llegar a la habitación de Levi, éste no estaba. La habitación de Leah también se encontraba vacía y desordenada. Recordó entonces que Levi solía dormir pequeñas siestas nocturnas en la sala de reuniones.

Al llegar allí, lo encontró dormido con su cabeza apoyada en uno de sus brazos sobre el sillón, mientras su otra mano descansaba en los cabellos alborotados de Leah, que seguía acurrucada en las piernas de Levi como una niña pequeña. Aunque le causara ternura la escena debía despertar a Levi o éste le daría una tremenda paliza por no hacerlo.

̶     Levi... ya amaneció... – le susurró mientras le picaba el hombro con un dedo; aunque lo hizo con tanta fuerza que la cabeza de Levi se resbaló de su brazo y entonces despertó de un sobresalto.

̶     ¿Qué sucede, cuatro ojos de mierda? – La luz tenue del amanecer se asomaba por las ventanas, entonces Levi cayó en la cuenta de que ya había amanecido. Se restregó los ojos y acomodó un poco su cabello – Creo que nunca había dormido tantas horas seguidas.

̶     Bueno, es que ahora tenías buena compañía – dijo divertida Hanji en voz baja para no despertar a Leah. Pero en vano, porque cuando Levi movió un poco las piernas ella también se despertó, desperezándose poco a poco.

̶    Ups... Nos quedamos dormidos aquí – dijo ella avergonzada mirando a su alrededor.

̶     No te preocupes, a muchos les suele pasar – Hanji le echó una mirada cómplice a Levi, quien casi siempre dormía allí. - Puedes pasar a tu habitación a cambiarte y, si tu padre te lo permite, puedes venir con nosotros a ver el entrenamiento – dijo ella amablemente.

̶     Okay – dijo Leah algo adormilada aún y se retiró desperezándose.

̶     No la incentives, Hanji – dijo molesto entre dientes. Levi esperó a que Leah saliera de la habitación para seguir hablando. – Debe haber escuchado muchos rumores en la ciudad subterránea sobre la Legión, o quizá debe haber influido bastante lo que dijo Historia sobre mí, pero parece que quiere ser soldado. – Hanji se sorprendió por un momento, pero enseguida entendió lo que le inquietaba a su camarada - Anoche dijo muchas tonterías de ser libre, de luchar contra titanes, de salvar a la humanidad, de luchar juntos como familia. No puedo permitirle ser soldado, pero... – Levi vaciló un momento.

̶     Si tiene tu carácter, no podrás detenerla por mucho tiempo. – Hanji contestó con seriedad - Aún recuerdo al joven e insubordinado Levi que entraba a la Legión hace unos seis años, ¿recuerdas?

̶     Pero yo fui prácticamente obligado a unirme, en cambio ella tiene la libertad de elegir. Tsk! Sabía que algo así pasaría, sabía que la pondría en peligro de algún modo.

̶     Bueno, a su edad los jóvenes empiezan a entrenar para ser soldados, pero... - Hanji se interrumpió a sí misma. Una idea había llegado a su mente repentinamente - ¿Te ha comentado si ha sentido despertar esa fuerza inusual que tú y Mikasa tienen? Porque si ya lo hizo, entonces sabes que sería muy habilidosa en combate, probablemente sea tan habilidosa como tú.

̶     No estoy seguro, es lo que más me temo – dijo seriamente pero preocupado.

̶     El riesgo es igual para ambos. No creo que ella quiera perderte tampoco, pero ella confía en ti y en lo que le han contado acerca tuyo. Tal vez tengas que aceptar que está decidida a seguir tus pasos, entrene para que se vuelva fuerte e inteligente y así corra el menor riesgo posible.

Levi no contestó. Ahora que por fin tenía una familia otra vez, se sentía frustrado y con impotencia ante la posibilidad de tener que perderla.


The Forgotten Ackerman (en pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora