VIII: Retorno.

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El último día había llegado y estaba visiblemente feliz. Extrañaba Volterra y a mi querida Sulpicia, extraño las conversaciones con Marcus y los recuerdos de su Didyme. Realmente, fui hecha para ser Vulturi. Alisté mi maleta y la dejé con mucho cuidado en la sala, me aseguré de que estuviera cerrada para que no se me quedara nada. Cuando ya termine la inspección, caminé hacia el comedor, para el último "desayuno" con los Cullen y los Black.

Caminé lentamente intentando disimular mi entusiasmo. Bloque a Edward y Jasper de mis pensamientos y entré al comedor.

— ¡Mi querida Lette! —Chilló Alice. Yo le miré e hice un puchero.

— ¡Duendecillo! —Dije. Le abracé y luego sonreí. —Te voy a extrañar mucho. —Hice un ligero puchero y ella me sonrió.

—Más te vale venir más seguido. Me aterra la idea de ir a Volterra solo para verte. —Yo rodé los ojos y miré a los presentes, estaban los Cullen y los tres Black. Vi a William y fui hacía el.

—Amigo, te extrañaré. —Le dije mientras le sonreía y ponía una mano en su hombro. William me miró con melancolía. Yo sonreí de lado, ignorando el sentimiento de melancolía que me apretaba el pecho. El ser vampiro, me limitaba muchas cosas, una de ellas, es llorar. Así que soy muy buena para ocultar mis sentimientos.

— ¿No hay alguna posibilidad de que puedas venir a visitar a este viejo? —Cerré los ojos e inhalé profundo. No pienso dejar ningún sentimiento a la vista.

—Te prometo, William, que te voy a escribir y, cuando pueda, te vendré a visitar. Hablaremos de los viejos tiempos. —Me di vuelta y miré a los jóvenes Black. —Aún me queda por contarles mucho de su padre. Hay historias realmente chistosas. —Sonreí de lado.

—Sigues siendo igual que siempre, víbora de rio. —Dijo William con una sonrisa. Yo le saqué la lengua y juntos nos reímos.

—Te extrañaré, Ly. —Jacob me sonrió y me abrazó. Rennesme estaba detrás de él. Ella también me abrazó.

—Más les vale, a ustedes dos, invitarme a su boda. —Fruncí la nariz y ellos sonrieron.

—Serás una de las primeras en la lista. —Dijo Rennesme, yo hice me limpié una lágrima falsa y ellos me sonrieron.

Así fue con Rosalie y Emmett, quienes me prometieron que enviaran una carta para confirmas la fecha y el lugar de matrimonio. Esme y Carlisle me abrazaron y me sonrieron, también me dijeron que si no me hacían sentir a gusto, regresara con ellos.

La última persona de la que me despedí, fue de Jared. Él se notaba melancólico, beso mi mejilla y me abrazó por un largo momento, es un niño muy simpático y se parece un montón a su madre.

Cuando me fui, Edward se ofreció a llevarme, yo asentí y Edward invitó a Bella, ella dijo que mejor se quedaba en casa y el castaño asintió. Cuando salimos, di un último vistazo a la casa Cullen y sonreí. Los iba a extrañar, pero no tanto como ahora extraño a mi nueva familia. Miré mi maleta y vi que el cierre chico quedó abierto. Que extraño, hubiera jurado que cerré todo.

—¿Estas feliz? —Dijo cuando ya estábamos en el auto. Yo le miré y fruncí el ceño.

— ¿Por qué la pregunta? —Dije mirándolo. El arrancó el auto y nos metimos a la carretera.

—No he podido leer tu mente en toda la mañana. —Dijo mientras aceleraba, yo rodé los ojos.

—Sí, estoy feliz. —Dije mientras miraba la carretera, sentí la mirada de mi querido hermano y carraspee. —Es que ellos son diferentes a lo que ustedes creen.

— ¿En qué sentido? —Dijo con una sonrisa ácida. — ¿Se toman de las manos y cantan alabanzas a Dios? —Rodé los ojos y le di mi mejor mirada de enojo e irritación.

Mi vida con los VulturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora