XVII: ¿Jesús?

2.6K 150 47
                                    

Narra Lyssandra:

—Dios, que deliciosa comida. —Dije mientras comía un poco de carne jugosa. —Gracias, Caius.

—No es nada... —Dijo con una sonrisa, para luego borrarla y mirarme. Yo tensé las mandíbulas y me puse nerviosa. —Hay algo de lo que te quiero hablar. —Deje el tenedor de plástico en la charola de plastico donde traía la comida y le miré.

—Dime. —Fue lo único que pude decir con un hilo de voz.

—Yo... Anoche... No quería decir eso. —Dijo mientras se cruzaba de brazos, yo alcé las cejas y le miré. —Yo te... Quiero, a ti. Eres lo que más quiero en mi vida y anoche, cuando me enteré que Athenodora estaba viva, creí que ella volvería y tu te ibas a sentir mal, pero debía hablar con ella para decirle que mis sentimientos están con una bellísima humana que tiene el diablo dentro. —Dijo con una sonrisa.

—Es una bruja. —Dije corrigiéndolo.

—Lo que sea. —Dijo rodando los ojos con una sonrisa. —Así que, después de todo mi discurso, ¿me perdonas?

—Mmm... No sé. —Dije haciendo un falso puchero. El me miró y puso una mano en su pecho.

—¿No vas a perdonar al Amor de tu vida? —Dijo con una exagerada expresión dolida, yo negué, divertida.

—Draco Malfoy es el amor de mi vida. Tu eres igual de Rubio Oxigenado que él, quizás eso me enamoró de ti. —Dije soltando una carcajada, él entrecerró los ojos y se volvió a cruzar de brazos.

—Pensé que era por mi valentía y mi elocuencia. —Dijo como un niño pequeño. ¿Cómo es posible que él haya sido pintado como el mas sádico de los Vulturi?

—Ay, querido. —Dije sonriendo. Moví las charolas a la mesita de noche y abrí los brazos, Caius fue a abrazarme y se río. —Hey, ¿mi hermano? —Dije mientras lo apretaba más a mi. Dios, si que era frío.

—Está en biblioteca, con tus padres. —Dijo mientras me abrazó, yo estornudé y el me miró. —¿Qué tienes?

—Nada, sólo... —Volví a estornudar y toqué mi cabello, aun húmedo y sin su toalla. —Creo que me voy a enfermar.

—¿Eso es grave? —Dijo mientras tocaba mi mejilla. Yo alcé mis hombros y Caius abrió los ojos. —Iré por tu hermano. —Yo le tomé el brazo y este se congeló, de manera lenta, giro sobre su lugar y apartó cuidadosamente mi mano de su brazo.

—¿Qué...?

—Es que, eres humana. No quiero lastimarte. —Dijo acariciando mi mejilla. Yo entrecerré los ojos y sentí el calor ir a mi cara, Caius soltó una carcajada. —Te ves tan hermosa siendo humana... Iré por tu hermano, ya vuelvo.

—No hace... —Intenté decir, pero Caius ya no se encontraba en la habitación. —Falta. —Suspiré pesadamente y sentí un horrible dolor en mi vejiga, ahí me di cuenta que quería hacer pipi. Bufe y me levanté.

Estúpido Salazar, pensé, mientras caminaba hacía el baño. Hice mis necesidades y cuando terminé, me miré al espejo, abrí los ojos cuando me vi.

Unas horribles bolsas adornaban mi ex-perfectos ojos rojos, los cuales, ahora se encontraban verdes. Me toqué la barbilla, pues, en ella se encontraba un grano. Cerré los ojos y solté una risa.

—Salazaaaar, te voy a asesinar. —Dije mientras me reía de nerviosismo.

—Quizás te pueda ayudar. —Dijo una femenina voz suave, en susurro. Me di vuelta. mientras buscaba algo para defenderme, pero encontré todo vacío.

—¿Quién anda allí? —Pregunté temerosa.

—¿No reconoces mi poderosa voz? —Dijo con una pequeña pizca de risa.

Mi vida con los VulturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora