El mejor regalo. Capítulo especial

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Hola bbs, si, me he demostrado un chingo, pero han pasado muchas cosas, se los explico al final de este lindo Spin-off por la Navidad y el año nuevo, sooobre "el cumpleaños de nuestra linda Lyss" Disfrutenlo, porque va a ser largo.

Narrador Omnisciente:

Las aguas ya se habían calmado, la pequeña Lyssandra se encontraba entrenando su mágica junto con su hermano, de quién, pocas veces se separaba.

Los Cullen iban una vez a la semana a ver como estaba avanzando la joven. Mientras que Los lobos no volvieron después de la primera vez, púes, ese día, Jared se le declaró a Lyssandra. Ella lo rechazó y ellos no se volvieron a hablar.

El tema con Caius, era todo maravilloso para ella. Él era todo lo que ella quería y ella era todo lo que él siempre deseó. Lyssandra se encontraba encantada de aquel hombre con el que ella había decidido pasar el resto de su vida. Ya hasta, había olvidado el sufrimiento que tuvo al ir a Egipto, cuando su loco corazón había confundido las cosas con un viejo amigo.

Por último y más preocupante para ella, la otra Lyssandra que le hablaba en el espejo. Ella, antes de la hora del té, iba hacía el espejo de su baño y se ponía hablar con su otra yo, está, le ayudaba con algunos hechizos. Lyssandra la escuchó cuando ella le dijo que sólo era una versión de ella más antigua, que sabía lo que hacía y que su subconsciente le había ayudado a aparecer para recibir una ayuda más familiar, la Lysandra del espejo, prefirió que le dijeran "Madrina" pues así se presentó cuando pudieron hablar con calma.

Luego de un par de meses entrenando, llegó el día menos esperado para Lyssandra... Su cumpleaños. Dos días antes, ella fingió fiebre y sentirse enferma. Obviamente, todo eso, para no salir el día siguiente. Nunca le gustó que le celebraran el cumpleaños, pero ese día, iba a ser inolvidable para ella.

En la mañana, sus padres la fueron a visitar, sin saber que día era, la dejaron en cama, para que descanse. Su hermano, cuando se enteró, frunció el ceño, pero no fue a verla. Él sabía que día era, lo que no sabía, era por qué ella no quería salir de su habitación.

Luego de un tiempo, pensando, Andrei se encontró con Jane, quien al verlo, miró al suelo.

—Hola, señor Andrei. —Dijo la muchacha, saludándolo con una leve reverencia. El joven la miró y soltó una carcajada.

—De verdad me vas a saludar de señor, ¿Cuando pasó lo de la otra noche? —Dijo en un pequeño tono de burla, pero se sentía desanimado.

—Usted... Yo... No sé de lo que habla. —Dijo la rubia, intentando escapar del lugar. Andrei la miró y sonrió de lado pero no se quedó ahí, fue tras ella y le tomó delicadamente del hombro.

—Jane, yo sé que sientes lo mismo que yo. —Ella le miró y luego a su alrededor. Tomó la mano del joven y lo arrastro hacía una de las vacías habitaciones.

—Andrei, escuchame. Yo... Yo no sé lo que siento, nunca me había sentido así. —Dijo la rubia mientras miraba al joven, este tomó su mano y la puso en su pecho.

—¿Sientes eso? —Diji refiriéndose a su corazón. La joven soltó una sonora carcajada y el hombre la miró desconcertado.

—Odio los clichés y esto lo he leído en tantos libros a través de la historia... Pero, tu... —El joven alzó una ceja y se acercó, cuando estuvieron a pocos centímetros ella sonrió. —Tu eres diferente.

Con esas palabras, ella cortó la distancia y besó al joven. Algo dulce y tranquilo. Andrei la abrazó por la cintura lo que profundizó el beso, mientras la rubia pasaba sus manos por el cabello del joven.

Mi vida con los VulturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora