XIV: Andrei, ¿de qué lado estas?

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Narra Lysandra

Este tiempo como humana ha sido horrible, porque siento preocupación por mi padre, mi hermano y mi amado, ¿Qué pasaría si los atrapa Salazar? No sabría como seguir viviendo después de eso, no podría verle la cara a nadie de la guardia.

—Tranquila, mi niña. Ellos estarán bien, saben lo que hacen, más Andrei. —Dijo Didyme al ver como caminaba de un lado hacía otro.

—Didy, me siento muy preocupada. Además, tengo una presión en el pecho que no sentía desde hace mucho tiempo. —Dije mientras me sentaba en una cama y suspiraba.

—Se le llama ser humana, cariño. Debes tranquilizarte, Andrei lo hará bien, de lo que te debes preocupar es en como vamos a salir de aquí, porque si le tienes pánico a las alturas, debes preocuparte. —Me crucé de brazos y me tiré de espaldas en la cama.

—No puedo estar tranquila, sabiendo que algo le puede pasar a mis amigos. —Me tapé la cara y Didy soltó una ligera risa, apoyé mis codos en la cama y le miré alzando una ceja. —¿De qué te ríes?

—Qué estas preocupada por Caius. Sí, por mi hermano también, porque es tu padre pero tú a Caius lo amas. —Mis mejillas se volvieron rojas y solté una risa nerviosa.

—¿Qué dices? —volví a echarme en la cama y miré el techo.

—Ya sabes lo que dije, no lo repetiré dos veces. —Dijo mientras soltaba otra risa. Es tal y como Marcus la imaginaba.

—Volví. —Dijo una voz entre un humo negro, vi a Andrei y no pude contener, le abracé. —Woow, no sabes cuanto soñé con este momento. —Dijo devolviéndome el abrazo.

—Lamento ser aguafiestas, de todo corazón pero nos debemos ir. —Dijo Didyme, mientras miraba con una ligera sonrisa.

—Claro, claro. ¿Están listas, muchachas? —Mi hermano me soltó y se posicionó frente a nosotras. Didyme asintió, con una sonrisa, mientras que yo, sólo cerraba los ojos y rogaba para que nada saliera mal. —No dejaré que nada malo pase, a ninguna. —Dijo mientras tomaba nuestros brazos, trague saliva y vi su sonrisa, por esa milésima de segundo, me sentí en paz y tranquila. Sentía que confiaba en él y que lo conocía de toda mi vida.

—Es momento de ir... —Dijo Didyme, con una visible ansiedad. Le miré y le sonreí.

—Pase lo que pase, Didy, tú saldrás. —Dije con una sonrisa, ella me miró con preocupación.

—Ambas saldremos, Lyssandra, al igual que Andrei. —Dijo con una sonrisa, mientras mi hermano se acercaba a un muro y asentía.

—Todos nos iremos de aquí. —Sonrió mi hermano, mientras sus manos se movían suavemente por la piedra de la muralla. —Disparatur. —Susurró mi hermano, la pared que estaba en sus manos, desapareció.

Miré a Didy y tuve un ligero escalofrío al sentir el gélido aire entre mis hombros, ahí fue cuando le tomé el peso a mis ropas. Miré hacía mi cuerpo y vi una fina tela blanca cubriendo todo mi cuerpo. abracé mis hombros y cerré los ojos, Didyme tomaba mi brazo y caminaba hacía la pared desaparecida.

—El cielo... —Didyme miró la luna y sus ojos se llenaron de lágrimas. —Siglos que no veía su belleza.

—Bien, no siento vértigo ni nada parecido pero no quiero morir. —Dije al ver la altura en la que nos encontrábamos. —¿Cómo bajáremos? —Pregunté. Los treinta metros de altura que veía desde el agujero de la muralla me intimidaban, si no fuera humana, ya estaría en Volterra, maldito Salazar. —¿Un Wingardium Leviosa? —Dije cruzándome de brazos. Mi hermano sonrió de lado y me miró mientras nos apuntaba.

Mi vida con los VulturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora