ᴠɪɢɪɴᴛɪ sᴇx

6.8K 738 51
                                    

nervios e histeria era lo que estaba sintiendo, y no entendía por que.

se encontraba sobre su comoda cama, ordenando sus pensamientos y sin saber cómo deshacer la imagen de la espalda blanquecina de seokjin. como un último refugio para sus pensamientos, decidió llamarle a yoongi.

los pitidos que anunciaban la llamada se escucharon por unos 4 minutos, al parecer no tenían pensado contestarle. colgó con ahora una furia subiendole por la garganta, esta, en el camino dejando su mandibula apretada.

todo aquel revoltijo de sentimientos con poco sabor a agradable, lo llevaron a tomar una decisión.

ya sabía que hacer con el omega.

[...]

—¡namjoon, no le puedes hacer esto!—le gritó con algo de furia el pequeño rubio, con la cara roja y su ya tan visible panza hinchada. no importaba lo que el tratara de decirle, era su amigo, pero no algún socio o empleado de su trabajo como para andar mandándole que hacer con este.

—jimin...por favor, deja ya la histeria—le respondió, mientras se llevaba unos dedos a sus sienes, tratando de calmar el malestar que le causaba escuchar a alguien gritar.

él debería estar acostumbrado a los gritos, pero uno nunca se podría acostumbrar a eso.

—seokjin está bien aquí, sabes que tranquilamente lo puedo cuidar yo, se está recuperando namjoon—hizo una pausa para tragar saliva por lo rápido que habló—pero no lo suficiente como para que lo mandes a otra manada, y sin siquiera contarles lo que le está pasando con su salud.

—¡no tiene que ver si tu lo puedes cuidar o no, tiene que ver con el dinero que yo eh puesto por esta mercancía que no está siendo vendida!—le gritó al furioso omega delante de él, pero no, no tan furioso como estaba su persona ahora mismo.

—das repulsión. de verdad trato de comprenderte, pero no puedes llamar "mercancía" a un ser humano—le habló con lágrimas, y namjoon entendió porque: jimin había estado en la misma situación que seokjin, solamente que el tuvo un "buen final".—nos vemos luego.

—jimin, perdón...–habló, pero ya el omega se había ido de su panorama.

[...]

aquellas suaves manos que hace más de un mes que lo estaban despertando de sus sueños las sintió en su espalda, dando palmaditas relajadas en esta. un poco adormilado levantó la vista hacia la pared que se acostumbró a ver cada que se despertaba. triste, pero su omega aún no se rendía, no había motivos para seguir pero si fuerzas para luchar un poco por su salud, y si mismo. dándose vuelta y encontrandose con una escena bastante amarga. a lo que él le parecía aquel chico de cabello peliplata estaba ¿llorando?, su vista por el reciente sueño no se acostumbraba a su alrededor, no podía ver con claridad.

de sus labios no salió palabra alguna como ya se había obligado a hacer, y solo observó la imagen de aquel omega decaído frente a él. este le vio a los ojos y un grueso trago de saliva pasó por su garganta. aquel chico parecía estar muy mal.

—¿e-estas bien?—de sus labios salió, después de muchísimo tiempo sin producir palabra alguna delante de los habitantes de aquella horrorosa casa. jimin ante aquella tenue voz, formó su boquita en una "O".

—y-yo...eso creo—le respondió algo sorprendido y entrance por esto mismo, secandose rapidamente las lagrimas de la cara. —seokjin, sólo estaba aquí para preguntar por como te sientes, ya sabes, respecto a tu salud.—habló ahora con más claridad el otro omega allí.
el castaño lo miró fijo con obvia tristeza cargada en esta, debajo de sus finos ojos unas capas de color morada decorandole la blanquezina piel, los pomulos más marcados de lo normal por el poco apetito que le causaba el dolor en su pecho. pero él sólo atinó a asentir con su cabeza y dar vuelta su cuerpo sobre la incómoda cama, que si estuviera allí en otras situaciones; quizas no le resultaría tan incómoda.

—escucha seokjin—atento el recién nombrado escuchaba dandole la espalda a aquél omega detrás de él.—si t-te sientes mejor mañana por la mañana, te tendrás que p-preparar para hacer algunas.—y entonces, la piel se le encrispó. lo qué más aterrado lo tenía era que ese momento llegara.

sabia muy bien qué significaba "preparar", y como si su propio cuerpo demostrara el temor que sentía dentro de sí y su cabeza, empezó a temblar de una manera bastante evidente para que el otro omega junto a él se pusiera aún más triste y culpable por la situación. no era la primera vez que algún omega entraba en esa enorme casa, pero no pasaban ni la mitad de un día allí ya que los y las vendían en un sólo día. pero aquél día que seokjin llegó, la casa estaba indundada de alfas en celo muy importantes que por esos tiempos estaban haciendo un trato con namjoon, habitando la casa de este. jimin aquella masrugada se habia salvado, el estar con un guarda espalda y camaras alrededor de su cuarto sirvieron como suficiente evidencia para que nadie se le acercara. ¿se había acostumbrado a ver entrar y salir omegas de donde él vivía sin poder hacer nada?, no, ¿pero de qué serviría levantar la voz?, nadie más que sus conocidos lo escucharian y no es cómo si eso podría hacer cambiar a estos de parecer. todos allí eran personas tan poderosas que si él emitía palabra alguna en contra sobre sus actos, en menos de un segundo estaría desgoyado, y ni todo el poder que su marido cargara le salvaría de aquello si se presentara alguien más poderoso. así que tuvo que hacer oidos y corazón sordos a todo lo que ocurría.

seokjin se odiaba tanto a sí mismo por todo lo que le estaba pasando. se odiaba a él, a sus padres, a la manada de donde venía, aquél omega que le hacia compañía, y al tipo robusto que sabía que era el quien mandaba en aquella casa que lo tenia prisionero de su propia cabeza, y de personas con los pensamientos más nefastos sobre lo que un omega valía. ni una sola lagrima largó esa noche, sólo se quedó despierto mirando hacia la pared con los ojos cerrados y queriendo llegar al sueño para vivir una última utopía que al menos le proporcionara un poco de calma, sin ser agredido directamente a su persona.

pensó en el jardín de su casa, en su caballete y las pinturas color claro que usaba para pintar el paísaje fuera de la ventana de su cuarto, su remera verde manzana favorita, el sentir de sus pies corriendo por el pasto del bosque cercano a la aldea de su manada. recordó a su niñera peinandole el cabello, lo bien que olían los tulipanes cuando la primavera llegaba a su tiempo más floreciente y la colección de libros que tenía en un estante.

recordó y pensó todo lo que en su momento lo hacia feliz. y aún así no sintió nada, nada le llenó el vacío que ahora mismo habitaba en su pecho.

marca ;; namjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora